La ministra, la vivienda y la coalición
La coalición de gobierno sufrió un golpe interno que dejó a todos movilizados y pensando si la misma aún tiene futuro, al menos tal como la conocemos hasta ahora. La adjudicación directa de una vivienda a una persona que es militante de Cabildo Abierto por parte de la ministra del ramo, Irene Moreira, que integra ese mismo partido y que su esposo, el senador Guido Manini Ríos, es el líder de la colectividad, movió la alfombra y causó algunos daños que no se reparan así nomás.
Pero lo peor de esto, es querer tapar el sol con el dedo. Porque cuando se le hace la consulta del motivo por el cual entregó esa vivienda de forma directa, la secretaria de Estado metió la pata hasta el cuadril, adjudicándose tener la capacidad de reservarse una casa para entregarla a quien entienda conveniente.
Fue peor la explicación que el hecho en sí. Nadie duda que darle algo a alguien es un acto de generosidad, ese desprendimiento noble que hace un ser humano hacia otro es solidaridad pura, un valor fundamental para el desarrollo humano de los pueblos. Pero cuando eso que se regala no es de uno, sino que es de todos, perjudica, daña y causa por lo menos un malestar general que debe darse a conocer.
Acá el rol del periodismo fue fundamental para dar a conocer lo que estaba pasando, la actitud de una ministra que considera que puede reservarse algo por el cargo que ocupa y regalarlo a quien quiera. No se cree que el beneficiario de esta vivienda no se la merezca por sus condiciones socio económicas, pero aún así, debe cumplir con los requisitos legales para poder acceder a una casa, sino los demás que sí lo hacen están en desventaja con respecto a una persona que cuenta con el vínculo especial con una ministra.
Ahora la clase política se está expresando como quiere sobre este tema. Si bien la oposición ha dicho de todo, porque su rol es hacer eso, decir de todo y en contra de lo que hace el gobierno, también desde el cerno del gobierno le han reprochado a la ministra de Vivienda su actitud, al punto que el presidente de la República le ha pedido la renuncia y ella, todavía no lo ha hecho.
Es más, su esposo, Manini Ríos, le pidió al presidente que «analice» el pedido de renuncia que le hizo llegar a su esposa, la ministra; le faltó pedirle que se retracte y que dé marcha atrás, algo que cayó mal en todos lados. El presidente no solo ratificó el pedido de renuncia después de la conferencia de prensa de Manini, sino que tiene el apoyo de su principal socio, el Partido Colorado, que de entregar viviendas a militantes sabe mucho (basta recordar el caso Salomón Noachas en el Banco Hipotecario), pero que aún así, está del lado del presidente y le pide a Moreira que se vaya.
Ahora Cabildo analiza si se queda en la coalición, pero sus socios le advierten que la suerte de ese partido puede naufragar si se desprende de ese conglomerado de partidos políticos que lograron juntos y no separados, ganarle al Frente Amplio, algo que ahora, con todos estos episodios, parece ser más una epopeya que otra cosa, si logran repetir esa hazaña el año que viene. Como vienen los tiros, tendrán que surcir mucho antes de largar la carrera.
Y en cuanto a la ministra, no hay dudas, eso no hace, por lo tanto debe dejar el cargo y encargarse de que el próximo que la suceda, seguramente de Cabildo Abierto sino se va de la coalición, tampoco haga lo mismo.