Elecciones 2024: el FA con la cabeza del 2005
El Frente Amplio tiene que cambiar la cabeza pensando en el 2025. No puede seguir resentido por haber perdido el gobierno en 2019 y en ese sentido, tener un único fin que sea ganar las elecciones del año próximo. Tienen que pensar en hacer cosas distintas, pensando en una agenda al 2030, con personas que tengan la capacidad para llevar adelante un programa de gobierno que esté a la altura de las circunstancias.
El otro día escuché una entrevista al actual senador Mario Bergara, uno de sus precandidatos a la presidencia para el año que viene. Bergara fue presidente del Banco Central durante el último gobierno de Tabaré Vázquez y durante los primeros tres años del gobierno de Mujica, después, cuando se conoció el escándalo de Pluna y lo procesaron al entonces ministro de Economía, Fernando Lorenzo, tuvo que asumir la cartera.
Y además, en caso de que Yamandú Orsi gane las elecciones del 2024, donde seguramente competirá en una segunda vuelta contra Álvaro Delgado que irá al frente de toda la actual coalición de gobierno, Bergara será su ministro de Economía, ya que está más cerca de eso, que de ser el próximo presidente.
Pero volviendo a lo que decía el actual senador del Frente Amplio en una entrevista con el programa radial En Perspectiva, la coalición de izquierdas no puede pensar en ganar para tener la misma agenda que en el 2015 o en el 2020 y mucho menos en el 2005. Porque el país cambió mucho y tiene otras necesidades y otras prioridades.
Y que suerte que lo dejó claro, porque cuando uno mira las fotos de los dirigentes frenteamplistas, ve cómo las Kechichián, los Nin Novoa, los Rubio, los Michelini y otros más, se rasgan las vestiduras y piensan que la gente quiere que sean ellos los que vuelvan, algo nada más lejos de la realidad.
Los frenteamplistas, que son los que piden en todo caso que ese partido político vuelva al poder, plantean una renovación urgente de sus cuadros dirigentes, quieren ver caras nuevas, que las tienen y muchas. Plantean una renovación generacional, no quieren que vuelvan los de antes, porque justamente a los que estaban antes, que ya tuvieron 3 períodos con poder y plata dulce en los bolsillos, los sacaron, los jubilaron, les dijeron chau.
Lo mismo pasa a nivel departamental. En Salto existe el grupo Raíces, donde están los no limistas, los que son oposición de Andrés Lima dentro del Frente Amplio y los que no quieren que Álvaro Lima sea candidato a la Intendencia por esa coalición de izquierdas para el 2025.
Ese grupo, que parece ser heterogéneo, en realidad tiene como principales figuras a veteranos dirigentes de la izquierda, como el ex intendente Ramón Fonticiella o el dirigente del MPP y padre de la ex diputada Manuela Mutti, Nery Mutti, entre otros.
Hay caras nuevas, pero son las que tienen menos chance de prevalecer en el grupo, ante la predominancia de ex figuras de los primeros gobiernos de la izquierda, ocurridos hace ya 20 años atrás.
Estos dirigentes cargan con haber sido desplazados, primero del gobierno, cuando perdieron las elecciones con el Partido Colorado que entonces encabezaba Germán Coutinho y aún jugaba fuerte el único en ser tres veces intendente del departamento, Eduardo Malaquina, allá en el 2010. Y después por haber sido desplazados políticamente por el factor Andrés Lima, una figura que creció en el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y que después supo caminar sola, hasta convertirse en el único intendente de la izquierda en haber sido reelecto.
Lima se erigió como figura política y les hizo saber que ahí mandan los votos a como sea, y no el hecho de haber estado preso en la dictadura o los años de militancia. Pero su camino al frente del gobierno departamental está llegando a su fin, debe renovarse para poder mantenerse y al parecer ha estado queriendo encargarse de eso.
En la interna con Luis Alonso a la cabeza y hasta en la Intendencia dándole un rol preponderante a Gustavo Chiriff, dirigente de largo tiempo en el Partido Comunista, pero que es aceptado por los distintos sectores sociales, desde los empresarios a los trabajadores, por su capacidad y seriedad a la hora de gestionar, despojándose en muchos casos de su bandera sectorial para poder hacerlo.
Y dentro del Frente Amplio hay grupos que, lejos de hacer caso a lo que dice Bergara, están pensando en que es la oportunidad de hacer campaña para volver al gobierno, como para recuperar lo que perdieron en 5 años después de haber estado 15, sí, 15. Y quieren 5 años más, algo que como dice Bergara lo siguen haciendo en muchos casos con una cabeza del pasado.
El Frente Amplio tiene gente valiosa, que siendo veteranos de mucho tiempo en la izquierda han sabido mantenerse a un costado y conocer hasta dónde pueden dar, aunque hubiera sido bueno probarlos y darles un lugar por su capacidad y constancia, como Ingrid Urroz, como Artigas Villegas, que son veteranos como varios otros, pero con una referencia ética y popular ineludible como el Médico (con mayúsculas) Ramón Soto, que sí podrían aportar a la comunidad sin pensar en su bolsillo.
El Frente tiene mucho por hacer y por pensar, está a tiempo, tiene gente joven, pero no puede querer volver a gobernar con la cabeza del 2005, porque como dice Bergara, debe saber que puede y debe renovar sus figuras políticas en todos lados, si quiere intentar una nueva chance de ser gobierno, aunque eso al parecer en la interna, no está tan claro.