MANOS QUE HACEN

Solemos escuchar que Uruguay es un gran país y además de sus riquezas naturales su principal riqueza es su gente.

Con lo que nos ha pasado en los últimos tiempos, sin dudas nuestras riquezas naturales son incalculables y nuestras áreas protegidas les dejarán a las futuras generaciones una muestra de lo que es un país que defiende sus recursos naturales, y una riqueza poco calculada que es la biodiversidad.

Pero debo decir que discrepo con el hecho de que somos gente formidable nada más por haber nacido en esta tierra. Y la demostración está cuando la cuarentena nos obligó a parar la construcción y cerrar muchísimos de nuestros emprendimientos, algunos grandes, medianos y hasta pequeñas Pymes.

Porque la riqueza de un pueblo está en lo que con sus manos e ingenio pueden realizar, tristeza ver muchos trabajadores de algunas áreas, cerradas e inmóviles.

Riqueza está, en que nuestro pueblo con sacrificio y capacidad aprendió de esos emigrantes que llegaron a nuestro país y pusieron manos a la obra y ahora tenemos una citricultura que como una de nuestras principales virtudes hay una capacidad humana instalada, que puede manejar maravillosamente todo el proceso de producción citrícola, nuestra riqueza esta en lo que podemos hacer.

Puedo dar fé en la alegría de un empresario turístico de la zona de termas que en esta nueva normalidad comienza a funcionar el trabajo de un enorme grupo de salteños, que con sus manos y capacidad dominan esas aguas de la profundidad de esas tierras, para que otro grupo de personas puedan disfrutar de nuestras riquezas naturales, nuestras manos parada solo traen desazón y tristeza.

Hoy me acuerdo de las manos de mi abuelo, que desde los 14 años comenzó a dominar el arte del caballo y con él, ayudar como tantos uruguayos a producir la mejor carne del mundo y la lana más fina y deseada del planeta, y al pasar el tiempo sus manos cambiaban, su piel era más gruesa y adquirían una destreza especial, pero además se llenaban de conocimientos, lo que nos permitía crecer año a año.

Manos que no trabajan, compatriotas desocupados o con subempleo, son manos que no les permiten brindarles la dignidad de llevar el pan a la mesa.

Una de las experiencias más notables que viví fue por un breve tiempo que trabajé en una empresa forestal, con esas máquinas tan modernas que parecen hacerlo todo ellas solas, pero la verdad que no, en cada una de ella había manos de uruguayos y uruguayas, realizando magia sorprendiendo a los finlandeses que afirmaban que personal de nivel terciario en su país no manejaban las maquinas con tal destreza.

Manos uruguayas, pero haciendo, construyendo, produciendo, esa es la diferencia de este pequeño país, con 3.000.000 de habitantes, los que sus manos y capacidad pueden hacer.

Por algo tenemos algo único en el mundo la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU), donde justamente manos jóvenes y sedientas se unían a mentes inquietas y esa enorme dignidad de poder llevar el pan a la mesa construir su casa con sus manos y criar a sus hijos con el sudor de su frente y la habilidad de sus manos.

Y hoy pienso, todo lo que tenemos que hacer para que esas manos que hoy esperan, comiencen a producir a trabajar, ya sea con un teclado y esa nueva virtud delos uruguayos de generar software, que ya son de los mejores del mundo.

Tenemos que lograr pymes que logren desarrollar tecnología, producción, valor agregado, para que nuestros compatriotas y sus manos demuestren al mundo porque este pequeño país es tan especial.

Me imagino la alegría de algunos empresarios que han comenzado con esta nueva normalidad y al mismo tiempo la tristeza de que lamentablemente muchas manos colegas, no comenzaran a moverse.

Y el desafío continuo, poder lograr reactivar la obra pública, para que miles de manos construyan la infraestructura que precisamos para poder producir enserio, no solo calidad sino también cantidad.

Llevar las manos que educan a todos los rincones del país, para volver a ser el país de las oportunidades en las que el hombre con sus manos arreglaba los zapatos y su hijo con sus manos y la educación curan a los enfermos.

Y no importa que es lo que esas manos hagan, porque en un gran país precisamos manos que hagan todo y de todo y a toda hora.

Solo así, con todas nuestras manos trabajando, seremos ese país igualitario, en donde la familia se alimenta y se educa alrededor de la mesa.

Esas manos que una vez dominaron el rio Uruguay y construyeron una represa, hoy no lo pueden hacer navegable. Esas manos que en una época en astilleros salteños construían barcos que lo transitaban y hoy no hay manos ni siquiera para que lo naveguen.

Siempre dijeron que los emigrantes vinieron con una mano adelante y otra atrás, yo siempre creí que vinieron con las dos manos hacia adelante para trabajar y construir un gran país.

#manosquetrabajan

LUIS ALBERTO GARCIA

Técnico agropecuario-hortifrutícola

Presidente de UTAU 

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