Si Maduro viviera en Uruguay ya estaría preso

Lo de Venezuela debe indignar a los pueblos de América Latina. Nicolás Maduro es un dictador, un usurpador del poder, porque en última instancia, aún habiendo ganado las tres elecciones que se adjudica, se vuelve un dictador del Siglo XXI, de esos que promueven reelecciones indefinidas y permanentes, para mantenerse en el poder, y cuando los resultados les son adversos, encarcelan a los opositores, los persiguen, los echan del país y hasta los matan con el fin de que nadie los pueda sacar del poder en el que quieren perpetrarse.

Para esto, compran a los principales mandos militares y ponen a los ejércitos de aliados, generales corruptos que se compran con oro y van contra el pueblo y los reprimen en caso de que ellos protesten, eliminan a los medios de prensa que son críticos y los cuestionan, encarcelando a los periodistas, declaran como organización terrorista y suprimen a los partidos políticos que intentan competir en las elecciones.

Maduro Moros, es un delincuente que robó el poder con el apoyo de generales corruptos. Lo gritan los millones de venezolanos que tuvieron que huir de su país por el hambre y la opresión.

Por eso, nunca mejor el dicho «dime con quien andas y te diré quién eres», por eso, a la asunción de Maduro estaba el dictador de Cuba, Miguel Díaz Canel y el de Nicaragua, Daniel Ortega.

Y en cambio, no fueron los países democráticos como Uruguay, Chile, Brasil, Colombia, Argentina, Paraguay, Ecuador o Perú. Mientras Bolivia envió representantes.

La Unión Europea no le reconoce su legitimidad, Estados Unidos le puso precio a su cabeza, México no quiso ni enterarse de lo que pasaba hoy en Caracas. Y encima, asume y grita que él, es la paz para el pueblo. Lo peor, es que hay gente que lo aplaude.

El próximo presidente uruguayo, Yamandú Orsi, no quiso saber nada con el régimen, ni tampoco invitará a Maduro a su asunción. El ex presidente José Pepe Mujica, uno de los principales líderes de la izquierda latinoamericana, ya condenó a Venzuela como una dictadura.

Maduro ni siquiera le hace honor al legado de Hugo Chávez, quien lo eligió en otro momento de la historia de Venezuela y él se agarra de eso para no bajarse del pedestal en el que él mismo se puso.

Es más parecido a los dictadores Videla, Pinochet y al Goyo Alvarez, que a los presidentes democráticos de nuestro continente, como incluso lo fue Chávez, que pese a su importante autoritarismo, cuando perdió varias elecciones municipales siendo presidente, saludó a los ganadores y les dio garantías.

Y lo último, para no gastar más tiempo en este dictador pero algo había que decir, si Maduro viviera en Uruguay, por mucho menos de lo que hizo en su país, muchísimo menos, ya estaría preso. Y eso, aún quienes lo defienden, lo tienen bien claro.

Ojalá haya paz y elecciones libres muy pronto en Venezuela.

Hugo Lemos

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