Se va el presidente que más veces vino

Lacalle Pou fue el presidente que más veces visitó Salto en la época post dictadura. Al menos el que más llegó a este departamento en su calidad de mandatario y para cumplir muy diversas actividades. Fui testigo de ello, ya que desde la presidencia de Jorge Batlle hasta entonces, han sido contadas las veces que a Salto vinieron los jefes de Estado, en los 25 años que llevo cubriendo visitas presidenciales.
El presidente saliente fue el que más visitas hizo y más reuniones tuvo con distintas personalidades del medio, autoridades gubernamentales, organizaciones sociales, empresariales, de trabajadores y con vecinos de a pie.
Sin dudas, fue el que más fotos hizo con quien se lo pidiera, votaran a quien votaran, el que más abrazos dio y el que más escuchó personas que se acercaban y lo envolvían como un torbellino cada vez que visitaba Salto, para entregarle una carta con reclamos y problemas, o hacerle un planteo.
Desde los gurises del fútbol del Salto Rodó Inclusivo, a quienes los abrazó en una visita a la Expo en el Hipódromo y les pidió correr la fecha del evento al que lo estaban invitando para poder acompañarlos. Se trataba de un campeonato nacional que organizaban un domingo por la tarde en Salto y llegado al momento, de remera, jeans y championes, el presidente no faltó a la cita, para luego retribuirles la invitación y recibirlos en el Piso 11 de la Torre Ejecutiva con obsequio incluido.
Hasta las visitas al interior, como Pueblo Fernández ubicado en un lugar lejano de la capital salteña, donde inauguraron una mejora en el suministro de energía eléctrica para la población local y hasta entregaron una ambulancia, o a Villa Constitución, la que visitó tres veces como presidente, inaugurando una policlínica, un CAIF y la zafra del citrus. Y hasta Rincón de Valentín al que le ayudaron a crear un bachillerato agrario para que los jóvenes de la zona no tengan un desarraigo del lugar, con todo lo que eso implica para ellos y sus familias.
Inauguró obras y oficinas públicas, recorrió barrios y en uno de ellos una mujer que se acercó a él a los gritos identificándose como militante del Frente Amplio, le dijo que «no podía acercarse por la cantidad de guardaespaldas que tenía», cuando entonces el mandatario le hizo ver que estaban solos ella y él, y que había oportunidad de escuchar todos los reclamos que fueran posibles.
Eso sí, a Lacalle Pou le faltó ir a la sede Salto de la Universidad de la República, porque podía haber entendido algunas cosas o conocido otras, que hacen a la vida institucional, pese a lo politizada que es esa casa de estudios.
Y pese a que la Universidad tomó una postura política contra su gobierno y manifestó su rechazo a cualquier política que pudiera venir de la administración central, sobre todo haciendo un fuerte reclamo en lo presupuestal, siendo, en el caso de Salto, el director de la sede, Juan Romero, un firme opositor a sus ideas y un crítico ideológico y político del presidente.
Tal como lo fue el ex Rector Rodrigo Arim, que ahora cruzó las filas de la academia hacia la política partidaria, oficializando así su rechazo al gobierno que presidió Lacalle.
Pero pese a todo esto y que no es poco, le habría hecho bien ir igual y sentarse a la mesa a tomar unos mates para escuchar y responder los duros cuestionamientos que le fueron dados por muchos de los actores universitarios, varios de los cuales los vimos en las listas del partido opositor en las elecciones, explicándose así la rudeza de sus críticas.
Quizás, si Lacalle hubiera ido a conocer la ex Regional Norte, y se hubiera sentado cara a cara con sus actores, hasta en muchos casos podría haber tenido razón, pero se privó de eso.
Ahora se va un presidente que ha recorrido el país un día y otro también, ganándole al récord ostentado por el ahora fallecido presidente Tabaré Vázquez, que en su segundo mandato solo pisó Salto una sola vez en los 5 años de su período, el 4 de abril de 2016, para encabezar un acto político institucional en San Antonio.
Hay debes, que en campaña fueron achacados como «culpa» de este gobierno, pero ahora parece que son «problemas estructurales del país que nadie va a cambiar», como el aumento de la pobreza infantil o el 10 por ciento de desocupación del que Salto no sale en los últimos 25 años.
Se va un presidente que deja una democracia plena, las instituciones en pleno goce de sus facultades y un estado de libertad para sus habitantes, basado en el que Estado «deba hacerle piecito» al de abajo, para que pueda llegar a vivir dignamente.
«El presidente es un padre de una gran familia, debe preocuparse y ocuparse, debe endeudarse para darles de comer si es necesario», dijo él mismo, y eso, con sus errores y sus aciertos, pero con un récord de visitas y recorridos por todo el Uruguay y especialmente por Salto, fue Luis Lacalle Pou, a quien despedimos y agradecemos.
Ahora, con mucha ilusión y esperanza ciudadana, esperamos al que sigue, a Yamandú Orsi, para que siga haciendo por el Uruguay y por el Salto que todos queremos.
Hugo Lemos