La reinvención del periodismo
Internet cambió la forma en la que se transmite la información y el modelo económico del periodismo.
Los periódicos y medios de comunicación nos permiten conocer la realidad y el mundo que nos rodea
Los medios de comunicación nos ayudan a entender la complejidad del mundo que nos rodea. Podemos leer, escuchar o ver lo que sucede a nuestro alrededor o a muchos quilómetros de distancia. Podemos trasladarnos al lugar de los hechos a través de una pantalla, un papel o una radio, para así comprenderlos mejor.
Cualquier sociedad necesita conocer qué sucede en ella. Los griegos, trovadores del medievo o los narradores africanos, desempeñaban una función fundamental de comunicación e información. Daban a conocer las historias de forma oral y posteriormente a través de manuscritos.
En 1440 nació la imprenta de Johannes Gutenberg, y esto marcó un punto de inflexión en la forma de comunicar. Se considera que los primeros periódicos semanales se empezaron a publicar en Alemania a principios del siglo XVII, aunque en el siglo XVI ya existían algunas publicaciones que podrían llegar a considerarse periódicas. Es decir, que se publicaban con regularidad.
Desde entonces, la comunicación y los medios han experimentado muchos cambios. La Era Digital (también conocida como Era de la Información) ha transformado la forma de comunicar y de contar las historias.
La información de calidad vale dinero
Internet cambió la forma en la que se consume la información y provocó una cambio profundo en el modelo de negocio periodístico. Para poder estar presente en la red, los grandes medios empezaron a ofrecer su contenido de forma gratuita a través de internet.
No hacía falta comprar un periódico o una revista porque con solamente hacer un clic se podía acceder sin pagar ni un céntimo. Sin embargo, se necesitan recursos para crear contenido y hacer periodismo de calidad.
Los grandes medios periodísticos, hasta ese momento, confiaban en las compras de ejemplares y en la publicidad de los anunciantes para poder asumir los costes de creación de contenido y difusión de la información. Pero la posibilidad de acceder a información gratuita a través de la red y la caída del precio de la publicidad digital provocaron que se empezase a replantear el modelo económico del periodismo.
Nuevos modelos de negocio
Recientemente, muchos medios digitales han optado por la suscripción digital, en los que se paga una cuota por acceder a ellos. De la misma forma que se paga por ver una serie en Netflix, o por leer un eBook, los medios reivindican la necesidad de pagar por la información que ofrecen. De ese modo se buscan alternativas para ofrecer información de calidad, que pueda haber sido trabajada por un periodista.
El ecosistema digital favorece que la figura de un periodista solvente se revalorice como factor de fiabilidad
El ecosistema digital favorece que la figura de un periodista solvente se revalorice como factor de fiabilidad (Universitat Abat Oliba CEU / Universitat Abat Oliba CEU)
En los últimos años también han aparecido proyectos periodísticos más pequeños, muchas veces especializados en una temática concreta. Estas plataformas también están buscando maneras de hacer viable su producción. Algunas cuentan con becas de instituciones públicas o donaciones. Otras ofrecen cuotas de suscripción a sus lectores, venden los artículos de forma individual, o lanzan campañas de micromecenazgo.
Del mismo modo que el acceso a la información ha evolucionado en las últimas décadas, también lo ha hecho la industria. Por ello, cada proyecto periodístico o empresa editorial busca maneras para garantizar su continuidad a la vez que reivindica el valor de la información.
Estos nuevos modelos económicos ponen al lector en el centro. Si es el lector el que paga por la información, el medio ya no depende tanto de las empresas anunciantes o de los gobiernos o instituciones para poder sobrevivir y hacer su trabajo. En principio, este hecho garantizaría que tuviese más independencia.
George Orwell, periodista y escritor, decía “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”, evidenciando la necesidad de defender la independencia de los medios a la vez que se desarrolla el espíritu crítico de cada uno.
(La Vanguardia, Barcelona)