A tres años de su muerte
Claudio Paolillo fue uno de mis grandes maestros del periodismo. Tuve el enorme privilegio de ser su compañero, de hablar muchas cosas con él, de disfrutar de sus charlas y de aprender mucho de un hombre que realmente sabía de lo que hablaba.
Pero además fue uno de los grandes pensadores que tuvo el Uruguay contemporáneo, inigualable, estudioso, analítico, pero sobre todo bien formado para después escribir sus brillantes columnas semanales en el Semanario Búsqueda del cual fue director muchos años, sus entrevistas siempre punzantes y sus investigaciones hechas libro, la última permitió capturar al prófugo Juan Peirano Basso, quién tras el fraude del Banco Montevideo en 2002 huyó a Miami, donde se radicó con un nombre falso y en su libro La Cacería del Caballero, Claudio dio todos los instrumentos para que la justicia uruguaya fuera tras él.
En el año 2013, recién en noviembre por su apretada agenda que incluida un discurso en París y recibir un premio en Denver (Estados Unidos) por su lucha por la libertad de expresión, pude traerlo a Salto a dar una conferencia.
Lo hizo promocionado por el diario El Pueblo donde yo trabajaba, y dónde su actual directora, Adriana Martínez, confió en la calidad de la actividad y aceptó financiar el evento.
Claudio llegó encantado a hablar ante una veintena de concurrentes, la mayoría asiduos lectores de Búsqueda que fueron a conocerlo personalmente. Allí habló como si fuera para un auditorio ubicado en cualquiera de las más importantes capitales del mundo en las que presentaba conferencias y discursos habitualmente.
Tuve el privilegio de haber estudiado con él como catedrático en el año 2010 en la Universidad Católica en Montevideo. Hacía doce horas de viaje en un solo día, para una clase de tres horas pero que siempre se extendía a la salida cuando me iba camino a la terminal para regresar a Salto, o a veces unas horas antes, cuando visitaba la redacción de Búsqueda para conversar con los amigos que allí están.
Claudio era un defensor incansable de la Libertad de Expresión y de Prensa, era enemigo de los regímenes dictatoriales de nuestro continente que amenazaban todo el tiempo a los medios de comunicación por ser críticos contra el gobierno, y recorría una y otra vez los países que fuera necesario en su cargo como presidente del Comité de Libertad de Expresión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), para ayudar a los periodistas a hacer su trabajo y cumplir con su misión de informar al público lo que había que informar.
Claudio era un hombre extraordinario, el fútbol, el periodismo y su familia eran sus grandes pasiones. Él siempre decía que para ser periodista se necesitaban dos cosas;»pasión» y «adrenalina». El 19 de enero de 2018 se lo llevó el cáncer contra el cual peleó hasta lo último, con apenas 57 años de vida, sin dudas que aún tenía mucho para dar.
Pero su legado vive en quienes le conocimos y fuimos testigos de su lucha incansable por decir lo que pensaba. Sobre todo en la gran academia del periodismo que es el Semanario Búsqueda al cual le dedicó más de 30 años y donde fundó su actual Escuela de Periodismo, de la que fue su primer profesor.
Hablar de Claudio me queda grande, pero al menos tuve el honor de haberlo conocido y de haber aprendido de él, por eso el recuerdo aparecerá siempre.
Hugo Lemos