Cambiamos una mitad por otra

Cuando asumió Luis Lacalle Pou la presidencia de la República en el año 2019, dijo que no «venía a sustituir una mitad por otra», en relación a que había sido elegido presidente por casi el 50 % de los uruguayos en la segunda vuelta electoral del mes de noviembre de aquel año.

Mucho se habló de que iba a haber un presidente que representara a la mitad de la población y hasta la imbecilidad humana llegó a discutir cuál era la «mejor mitad», o la «la más ilustre», entre otras sandeces.

Pero quedó latente el tema de las dos mitades, donde el expresidente habló en más de una oportunidad de que un presidente debía ser «el padre de una gran familia» y no sólo de la mitad que en un momento determinado había estado de acuerdo con ponerlo ahí.

En consecuencia con esa línea de pensamiento, el nuevo presidente del Uruguay, Yamandú Orsi, dijo en su discurso de asunción, que «no creía en el país de las dos mitades y que no se llevaba bien con los muros, menos con los ideológicos», hablando de que venía a gobernar «para todos y no para la mitad que lo había votado».

Sin embargo, la caterva futbolera que había en la Plaza Independencia ese sábado 1º de marzo, silbó, abucheó e insultó exacerbadamente al presidente saliente, en medio de un acto que además celebraba «40 años de democracia y libertad», y lo silbaban solamente cuando era mencionado su nombre por la maestra de ceremonia.

Porque cuando la funcionaria decía que: «el presidente saliente Luis Lacalle Pou entregará la banda…a…» no llegaba a terminar la frase, que la otra mitad del país a la que representa el presidente entrante, silbaba, insultaba y abucheaba como si fueran la barra de la Amsterdam.

Entonces, por más que uno y otro presidente entrante y saliente, ahora y hace 5 años, dijeran que «no vienen a cambiar una mitad por otra y que no creen en el país de las dos mitades», lo que estaría bueno es que hablaran con los suyos, sus 50 por ciento de adherentes y les enseñen que lo que quieren es que la bandera uruguaya deje de estar partida al medio y que esto debe pasar una vez que uno de ellos resulte ganador el día de las elecciones.

Pero mientras todo sea solamente una expresión de deseo o un slogan, las dos mitades del país seguirán existiendo y actualmente vivimos, sin lugar a ninguna duda, en el país de las dos mitades.

Por lo tanto, hoy gobierna una mitad y esperemos que la otra por lo menos acompañe.

Hugo Lemos

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