Cavani, los chupamedias y la justificación social
Cristian Cavani es hermano del futbolista del Boca Juniors de Argentina, Edinson Cavani. Eso es algo indefectible. Nadie lo va a cambiar nunca, ni siquiera la horda de chupamedias que salieron en su defensa por el solo hecho de nombrarlo en una nota periodística.
El futbolista en cuestión (cuyo hermano cuando manejaba una enorme camioneta con 1,64 de alcohol en sangre un sábado a las 8 de la mañana, pasó por arriba al motonetista Francisco de Cuadro de 27 años de edad) es querido por la comunidad por ser una persona de bien. Nadie discute eso.
Pero tampoco lo que nadie debería discutir, es que se trata de una figura pública y que como tal, todo lo que haga él o su entorno, sobre todo sus familiares directos, están directamente asociados a su nombre e imagen pública, y son noticia por el simple hecho de que se trata de una persona que tiene millones de seguidores en el mundo y a todos les importa lo que hace él o alguien de su familia.
Eso le pasa a todos los famosos, hasta a los políticos les pasa. En Salto sin ir más lejos el hermano de Andrés Lima es diputado. No todos saben que se llama Álvaro, pero la gran mayoría sí lo identifica como «el hermano del intendente», para bien o para mal. Y eso es parte del asunto.
Pero desde que Cristian, uno de los hermanos del futbolista, llevó por delante a Francisco, el que aún está internado a pesar de que ya pasó una semana del accidente y que va por otra intervención quirúrgica, y que su familia sigue muy angustiada por el estado en el que se encuentra y que además esta situación de haber sido embestido por un conductor alcoholizado le ha causado serios problemas de salud, no hemos dejado de recibir insultos y amedrentamientos públicos por el solo hecho de nombrar a los Cavani en el reporte del accidente.
Hasta el responsable de una pizzería del centro, llamada La Canilla, un lugar que ofrece comidas en la esquina de Rincón y Cervantes, nos echó en cara en plena calle cuando solamente cruzábamos casualmente por su negocio, el hecho de que habíamos nombrado al conductor de la camioneta y encima a su hermano, el futbolista, sosteniendo su legitimidad para tal reproche por jactarse de ser «amigo de la familia».
Incluso diciéndonos, el mismo muchacho de la pizzería, cómo debíamos redactar la nota. «Deben poner las iniciales, C de Cristian y C, de Cavani, pero no el nombre», decía el sujeto en cuestión en aras de proteger a «su amigo», que está con medidas cautelares por parte de la justicia penal, tras cometer el terrible accidente.
Cualquiera puede opinar lo que hace un médico, un juez penal (son los más castigados, pobres), la policía, un gobierno o hasta de fútbol cuando no saben ni patear una piedra, por eso no asombra que opinen cómo se hace este trabajo, pero endilgar intencionalidades por informar que alguien hizo algo, es faltar el respeto, además de ser ignorante.
Aunque debo confesar que la horda de chupamedias de la familia Cavani me sorprende. Mirá si Edinson no hubiera triunfado en el deporte más importante del planeta y no hubiera ganado tantos millones, me permito dudar tamaña defensa.
Qué habría pasado si sólo hubiera sido un jugador de un equipo local, y hubiera tenido además como muchos de ellos, un trabajo en un comercio del medio. Si se llega a mandar semejante accidente, él, su hermano o su padre, seguro lo crucifican los mismos chupamedias que hoy lo defienden, y lo hacen porque capaz que les firmó alguna camiseta o capaz que en alguna rara ocasión, hasta llegó a comprarles alguna pizza.
Nadie está en contra de Edinson Cavani, para nada, ni tampoco en contra de su familia, a la que no conozco más que de vista, pero contar lo que hizo Cristian y decir que es hermano del famoso Edinson, es solamente decir la verdad. Pero asombra que decirla, despierte la ira de los chupamedias, que encima nos amedrentan y nos quieren dar cátedra de lo que no saben.
Con esa gente, pobre Edinson.