El lío de dos jóvenes que deja sin clases a todos los alumnos del país

La violencia existente en los centros educativos de Salto y el país no es algo nuevo, lamentablemente es parte de un problema estructural que vive nuestra sociedad y que tiene en muchos casos, a nuestros jóvenes como protagonistas.

Varias veces hemos denunciado una serie de casos donde los jóvenes se enfrentan entre ellos, se toman a golpes de puño tanto adentro como afuera de los centros educativos y trasladan los conflictos afuera, donde se siguen enfrentando, generando una ola de hechos violentos.

Y el caso que dio lugar a que este lunes haya un paro de actividades en todas las escuelas de UTU del país, dejando sin clases a quienes más lo necesitan y sobre todo hacen un esfuerzo por educarse y salir adelante, no es muy ajeno a este tipo de situaciones.

Todo comenzó con un hecho que se registró entre dos estudiantes, los que, enfrentados entre sí, trasladaron el conflicto hacia el interior del centro educativo, pero cuando fueron frenados y quien era uno de los agresores fue neutralizado, quiso escaparse y al querer ponerle orden, el funcionario que hizo eso recibió un golpe como respuesta.

Mucho puede analizarse si la violencia que vive ese joven en su casa y en su entorno, lo perjudican de una forma que determinan su conducta, o si se vio cercado por autoridades que en vez de querer hablarle atinaron a buscar reprimirlo mediante una sanción, lo que despertó un mecanismo de defensa que se tradujo en el ataque a quien ese joven identificó como su represor en ese momento.

Pero en todo caso, eso será trabajo para los psicólogos de la institución que tendrán que darle un abordaje más profundo al tema, no a este caso en particular, sino a todos los casos que aparezcan de forma similar.

Lo que sí lamento, es que los sindicatos de docentes y funcionarios de UTU se hayan precipitado, usando el paro como respuesta, tomando una medida que es de lucha para situaciones extremas y empleándolo para un caso de protesta ante un hecho que si bien amerita el rechazo y el llamado de atención, no es para dejar sin clases a todos los estudiantes de UTU de cada rincón del país, que necesitan saber que lo que más importa está dentro del aula y no fuera de ella.

Quizás hubiesen solucionado el caso con una charla en cada centro educativo para los estudiantes que allí concurren, donde les hablen acerca de la responsabilidad que supone el buen comportamiento y dejándoles en claro que el límite de la tolerancia, es cualquier acto de violencia que quieran poner en práctica contra un compañero.

O también contra un profesor o funcionario cualquiera, al que deben escuchar y respetar, y más allá de sus diferencias nunca enfrentarlos, porque son los que están para educarlos y cuidarlos.

Pero hacer un paro y privar a los alumnos de su educación, porque un inadaptado golpeó a un docente con una patada, permite por lo menos, dudar de la medida. Encima agregan al reclamo el recorte presupuestal y sus derivaciones, todo en medio de una campaña electoral que se las trae.

Esto fundamenta que la medida del paro nacional no solo es inadecuada sino además exacerbada, y castiga a los alumnos que no tuvieron nada que ver, con un lío que era personal entre dos muchachos de un centro educativo determinado. Lástima que el paro se use como un panfleto y no como una medida de presión de las cosas que realmente importan.

Hugo Lemos

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