EL PAIS DONDE SE CONOCEN TODOS
Solemos escuchar como una de las frases más comunes de nuestra sociedad, cosas como: “Somos un pueblo”, “Acá nos conocemos todos”, “Acá pasa algo y enseguida nos enteramos todos”, como si los tres millones y poco que somos fuéramos una familia. Pareciera que el Uruguay es según nosotros mismos, un pequeño pueblo en donde las noticias llegan rápido, los chismes vuelan y no se puede mantener ningún secreto mucho tiempo.
Lo cual parece algo formidable, conocernos todo, vivir como en un pequeño pueblo en donde somos todos una cosa sola y podríamos llegar a ser la gran envidia de esas enormes urbes de millones y millones de habitantes en donde nadie conoce a nadie y nadie sabe nada de nadie.
La indiferencia parecería ser una característica muy lejana a nosotros y se la podemos atribuir a otras sociedades más frías y alejadas entre ellas, nunca a éste pequeño país que somos tan poquitos que nos conocemos todos.
Pero tal vez, el Covid-19 más conocido como coronavirus , no solo vino a contagiar, a enfermar, y lamentablemente a causar la muerte a muchos compatriotas.
También vino a desnudar algunas realidades que demuestran que tal vez no nos conocemos tanto ni sabemos tanto de nosotros mismos.
Antes del coronavirus shoppings, tiendas, comercios, restaurantes, termas, y nuestra tan famosa costanera, relucían repletas de personas y autos mostrando la bonanza y la buena fortuna de los últimos tiempos.
Pero pasaron unos pocos días y una cuarentena voluntaria y una economía parcialmente paralizada, para darnos cuenta o que no sabíamos tanto de nosotros mismos o nos mal acostumbramos a barrer debajo de la alfombra.
Solo bastaron pocos días para descubrir que miles de nuestros de compatriotas vivían poco menos que al día, y la solidaridad nuevamente reparando el error de gestión. Solo en Salto se puede contar de treinta, cuarenta o hasta cincuenta ollas populares, donde nuestros coterráneos pasan a levantar su plato de comida para cubrir sus necesidades básicas.
Que el Ejército Nacional en Salto prepara más de 1000 porciones de comidas para distribuir en algunos barrios, donde se generan colas para recibir este beneficio.
Y estamos hablando únicamente de nuestro departamento y una alimentación básica. Son miles de personas que se anotan y buscan con desespero canastas alimentarias, producto de la generosidad de muchos uruguayos, canastas que solo podrán cubrir algunos pocos días de necesidad.
Pero, además un desempleo que nos duele casi en un 10 %, y quiero remarcar que venimos de años de bonanza, que más de 400000 compatriotas trabajando en negro y en forma muy precaria.
Y el dolor que causa saber que la bonanza no pudo ser gestionada de tal modo que no tantos compatriotas tengan esa necesidad de vivir tan al día.
Pero además por más que se crearon estructuras, Ministerios, Secretarias, Reformas y muchos cargos no pudimos gestionar adecuadamente las necesidades de nuestra gente.
Aplanar una curva de contagio, parece ser nuestra única salvación porque tristemente también ahora sabemos la escases de camas de CTI, de equipos de respiración y la falta de profesionales para sostener a tan solo un pueblo que nos conocemos todos, y tan pocos como tres millones, que según nosotros nos conocemos tan bien.
Pero los descubrimientos no terminan ahí, parece que tampoco pudimos gestionar recursos básicos ya que, gracias a maestros y organizaciones de padres y vecinos, nos enteramos que hay escuelas rurales que no tienen los elementos básicos de limpieza y que incluso muchas veces los maestros y padres suplen lo que sin duda es una gran e imperdonable falta de gestión.
Que el país más conectado del mundo no llega a todos ni todas porque siguen existiendo zonas sin una conectividad segura y de buena calidad.
Las respuestas voluntariosas no son más que eso, buena voluntad, 1200 pesos por mes más o un poco menos, y algunas canastas que como máximo podrán contener no más de 12 a 15 kg de alimentos, no son más que gestionar las debilidades de un estado con muchos años de poca y mala gestión.
Y esto no interpela las buenas acciones, medidas y gestiones que se puedan haber tomado en otras áreas, esto nos interpela como sociedad que en tan pocos días logra desnudar nuestra realidad “la cruda verdad”.
En los tiempos difíciles los estados tienen la obligación de estar preparados para enfrentar estas duras crisis, porque si la historia nos enseñó algo es que siempre habrá crisis, y ahora nos enseña que las malas gestiones desamparan a los más necesitados.
Tanto hemos barrido para debajo de la alfombra y en realidad nos conocemos tan poco, que tantos años de bonanzas no logró gestionar de tal forma los recursos que no logramos poder sostener por un tiempo prolongado el bienestar de muchos de nuestros compatriotas.
Y tan poco nos conocemos que no logramos que una señora de San José y ahora una famosa señora Carmela, se quedaran en su casa.
#nonosconocemostanto
LUIS ALBERTO GARCIA
Técnico agropecuario-hortifrutícola