La depresión también afecta a los Policías

La depresión es una enfermedad y así debe ser reconocida para ser tratada como tal.

Se trata de un flagelo creciente en nuestra sociedad que afecta transversalmente a todas las personas sin importar su condición social, pero no todos reciben ayuda de la misma manera.

Hay situaciones más visibles que otras y hay personas que, sufriendo este tipo de enfermedades acceden a tratamientos dignos para poder superar esa condición, aunque también hay personas que, padeciendo lo mismo, terminan en el peor de los escenarios, el que nadie quiere ver, ni sufrir desde un ser querido, pero que sino lo atendemos a tiempo, después ya será tarde.

Uruguay tiene una de las tasas más altas de suicidio del continente, y Salto, una de las más altas del interior. Todo eso hace que deban implementarse mecanismos de acción para ayudar a los que más lo necesitan.

Sobre todo cuando son servidores públicos cuya función es ayudar a salvaguardar la vida y seguridad de la población, como son los Policías.

En Salto, hubo dos casos notorios de suicidio de policías, uno reciente, de ahora, de hoy sábado 30 de diciembre, pero ambos con problemas familiares y medidas judiciales, lo que no quita que también puedan ser víctimas de la inoperancia de un sistema que los deja en soledad con sus inconvenientes.

La falta de profesionales psiquiatras es una realidad en el norte del país, pero el Ministerio del Interior debería implementar mecanismos de ayuda y contención a sus funcionarios de manera constante, por lo importante que estos son para la sociedad en su conjunto.

Hoy, ante los índices de criminalidad que enfrenta nuestra sociedad los policías son muy importantes y necesarios, y la salud mental de los mismos, así como de todas las personas, es un factor indispensable para el bienestar del mismo y por ende, para su desarrollo psico-bio-social.

Por eso, lo del principio, la depresión es una enfermedad, debe ser tratada como tal y un policía depresivo no es bueno para nadie, ojalá mejore el nivel de atención especialmente hacia los mismos, estoy seguro que la sociedad estaría dispuesta a pagar un mecanismo de ayuda con sus impuestos, porque los necesitamos emocionalmente estables y bien, no enfermos.

Hugo Lemos

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