La frontera, la inflación, el gobierno y los salteños
La inflación también impacta en la economía doméstica. En Uruguay los últimos datos reflejan que la inflación apenas superó el 9 %, un índice que es alto y que remarca precios en los supermercados y en todos los bienes y servicios, afectando el poder de compra de los consumidores de menores ingresos.
Aunque dentro de todo podemos decir que hay estabilidad en la economía. Si tomamos en cuenta el impacto que pudo haber causado la región con los problemas estructurales que tiene vecinos como Argentina, donde el dólar pasó de 40 pesos cuando gobernaba el Pro de Mauricio Macri en 2019 a 350 pesos hoy que gobierna el kirchnerismo, ya tenemos un dato alentador, porque eso acá no pasa y no por un gobierno, sino por la política de los últimos 15 años que cuidó la caja y priorizó la situación financiera pese a las críticas sociales y de la propia izquierda.
En Uruguay con todos los problemas que ya tenemos, el dólar se mantuvo estable en la franja de los 40 pesos, entre 39 y los 44 pesos para ser exactos, banda de flotación permisible para poder manejarse. Y eso traduce muchas cosas, porque en primer lugar, habla de una estabilidad en la economía del país que es importante, de lo contrario, si estuviéramos en crisis o en un momento de recesión, nos habría pasado lo de Argentina y tendríamos una devaluación que se pagaría con inflación y con una grave crisis económica que nos dejaría más pobreza y más desocupación.
Este ensayo no se trata de la defensa de un gobierno en particular, pero sí de los temas que hacen al país y que diferencian a Uruguay del resto. La inflación se ha mantenido en el eje del 9%. El momento más crítico de la economía fue el 2016 cuando la inflación estuvo en el 9,6%, y en el 2020 cuando estuvo bordeando los dos dígitos en el orden del 9,76%.
Pero el mayor problema que tiene la franja litoral en este momento es la frontera abierta con una diferencia cambiaria que es abismal, debido a los problemas que tiene Argentina que hacen que su moneda valga 350 veces menos que el dólar y que a los de este lado, nos convenga consumir todo del otro lado.
El flujo de dinero que cruza la frontera desde Uruguay hacia Argentina es enorme, supera todo el volumen imaginable hasta ahora. La clase media baja, media media y media alta, consume todas sus ganancias del otro lado del río y genera un movimiento monstruoso de dinero que se fuga del litoral impactando en el comercio y la industria local, ergo en el empleo de la gente.
Por algo, en los departamentos de Río Negro, Paysandú y Salto el desempleo es el más alto. Por la zafralidad, por la informalidad y por las bajas ventas de sus comercios que los obligan en algunos casos, a llegar al cierre y despedir a sus trabajadores.
«Antes cargaba entre 40 y 50 mil pesos en mi turno nocturno de 22 a 6 de la mañana», me contó el trabajador de una estación de servicio del centro de la ciudad de Salto. «Ahora apenas si hago 2 mil pesos, en todo el turno, porque la gente pone de a 200 o 300 pesos y se va a echar nafta a Concordia», expresó y siguió su relato: «desde hace un tiempo pasé a hacer 4 horas y las otras 4 en el seguro parcial, pero ya tengo muchos años de trabajo y me gustaría llegar a jubilarme, aunque se que si seguimos así me puedo quedar sin trabajo».
El relato habla a las claras de la situación social y económica del departamento. Nadie dice que la inflación que existe y los altos precios no tengan relación con lo que sucede. Justamente por algo la gente se va a Concordia, pero no porque en Uruguay haya precios disparatados por una inflación desmedida y una crisis de la economía que no nos permite vivir de este lado del río, sino porque justamente la crisis está del otro lado, los precios andan por el suelo y la gente gasta los pesos que tiene allá.
En síntesis: en Uruguay los precios son altos pero siempre lo fueron, ahora lo que sí hubo fueron recortes en algunos sectores y pérdida de salario real que no permitió acompasar el poder de compra con la inflación, pero el gran problema que existe sobre todo en esta zona del país, es un combo de varias cosas, sobre todo que un país como Argentina esté en crisis y haya una frontera abierta que permita que vayamos y gastemos, como si estuviéramos en Uruguay.
En el 2013, Mujica puso el 0 kilo cuando el peso argentino valía 2 pesos uruguayos, hoy está a 0,13 y no pasa nada, por eso el intendente Andrés Lima acusa al presidente Lacalle Pou de lavarse as manos y no hacer nada.
Pero no podemos politizar los temas, diciendo que porque cierra un comercio la culpa la tiene un gobierno, porque expresar eso sería deshonesto. Ya que la mayoría de los que critican este tipo de situaciones son los que se suben a sus autos, van a Concordia, gastan su dinero allá y después se asombran porque nadie compra en el comercio local y el mismo cierra sus puertas.
Eso sí es una gran incoherencia.