«¡Que renuncien todos!»
Por: Dr. Pablo Ferreira Almirati
¡Que se vayan todos! fue un lema surgido espontáneamente en el curso de las protestas populares, piquetes y cacerolazos que caracterizaron a la crisis de diciembre de 2001 en Argentina. La consigna expresaba la crisis de representatividad y el desencanto completo de la población respecto de sus
dirigentes, exigiendo la renuncia masiva de los gobernantes.
El movimiento fue espontáneo, o fogoneado por sectores de ultra izquierda, poco importa, lo cierto es que el 70% de la población estaba harta de la clase política.
La consigna de ese hastío generalizado es aplicable a lo sucedido en CTM bajo la presidencia de Albisu, que fue un verdadero desastre al punto que provocó una interpelación a dos Ministros, más una ley recientemente aprobada por la cual se regula la actividad política de los Directores de CTM.
Ante el escándalo político el máximo dirigente blanco de Salto Carlos Albisu presentó (o le pidieron) su renuncia, a pesar del estrecho vínculo que mantiene con el Presidente, quien ante los embates de la oposición y la prensa debió reconocer públicamente que existió una actitud abusiva en la contratación de personal en CTM.
A nuestro juicio la actitud abusiva no fue solo en la contratación del personal, lo abusivo fue la suspensión de los concursos para el ingreso a la función, el cambio de estatuto del personal, los ascensos y prejubilaciones millonarias, las donaciones indiscriminadas, la compra de dirigentes mediante el simple expediente de contratarlos en CTM.
Todo fue una vergüenza y es lamentable, pero debemos reconocerlo y enmendar los errores. Hoy la responsabilidad política recae en los nacionalistas que ocupan cargos por designación directa, tengo noticias que ya comenzaron a renunciar algunos, el resto debe seguir sus pasos y no comprometer al gobierno en esta fatigosa tarea de estar un día sí y otro también tratando de destrabar la situación.
Si no renuncian, entonces cabe pensar que más que el Partido les interesa su situación personal, no puede haber dos lecturas, no están ahí porque el pueblo los eligió, el escándalo ya produjo daños irreparables en el gobierno, sumado a ello el parlamento ya se expidió por amplias mayoría y les pidió que dejaran los cargos, ¿qué están esperando?
La situación se volvió intolerable, por tanto el Partido Nacional debe tomar cartas en el asunto, no puede esperar ni un minuto más para interceder y pedirles la renuncia, y en caso contrario actuar en consecuencia.
Equivocarse no es el problema, el problema es persistir en el error, esperemos que se sigan algunos buenos ejemplos y que en el correr de la semana no quede un solo funcionario de los designados.
Si se precian de ser blancos, ¡renuncien ya!