Tras 16 días el huelguista de Chapicuy levantó la medida al recibir apoyos
Luis Mendieta, el hombre de 39 años de edad que pasó 16 días haciendo una huelga de hambre en la localidad de Chapicuy, a 40 kilómetros de Salto pero que pertenece al departamento de Paysandú, con unos 1.400 habitantes, levantó la medida al mediodía de este viernes.
Según informó el propio huelguista que se comunicó con Laguardia para dar a conocer su situación, donde cumplía una medida extrema instalado con una carpa precaria sobre la Ruta 3, en el kilómetro 453, en un predio lindero a la mencionada localidad donde vive, el intendente de Salto, Andrés Lima, pasó por el lugar, habló con él, y se comprometió a ayudarlo, «a título personal» con materiales para reencauzar su emprendimiento, siempre y cuando él levantara la medida.
Esto fue aceptado por el manifestante, quien agregó que de esa manera «podrá llevar a cabo una fábrica de bloques», medida que había sido «prometida», según dijo por las autoridades sanduceras y no se concretaron. Señaló que también el alcalde de Chapicuy, Milton Laurencena, se comprometió a prestar apoyo para que el emprendimiento salga adelante.
Por esa razón, Mendieta decía que había sido «engañado por las autoridades departamentales y locales», que se comprometieron con él y con una serie de familias que quedaron sin trabajo, apoyos para emprender y poder así salir adelante por sus propios medios.
«Pero no cumplieron con lo que nos prometieron y nos dejaron tirados, sin soluciones, no pude ni siquiera pagar más el recibo de luz de mi casa, y mi familia ya no tiene qué comer», expresó.
Mendieta, es oriundo de Montevideo pero por razones laborales y familiares se fue a vivir al interior. Se estableció en el departamento de Paysandú, en la zona de Chapicuy, una localidad más cerca de Salto que de la capital departamental, en la que todo su gobierno local pertenece al Partido Nacional, tanto el Alcalde como los cinco Concejales.
Pero la situación económica, agravada por la pandemia, dejó sin trabajo a mucha gente. Los trabajos rurales se terminaron, así como también otro tipo de tareas, por lo cual no tuvo más remedio que enfrentarse a una realidad compleja y ofrecer salidas para poder desarrollarse.
Por tal motivo, tomó contacto con las autoridades locales a las que les solicitó la ayuda necesaria para poder emprender tanto él como un grupo de vecinos que están en la misma situación, los hombres haciendo bloques para vender y las mujeres colocando un lavadero de autos sobre la ruta, con el que esperaban poder financiar sus vidas, pero nunca lograron concretarlo.
También dijo que estuvo presente en el lugar una jerarca de UTE y que se comprometió con ellos y las familias afectadas por el desempleo, a refinanciar las deudas con el ente energético y que no haya cortes de luz por esa situación.