Un calvario que cumple 17 años: ¿quién mató a Charly Ferreira?

Pasaron 17 años sin que se supiera la verdad sobre la muerte de Charly Ferreira. Era un joven de 23 años de edad que vivía junto a sus padres y a su hermano, en una humilde vivienda de la localidad de Parada Herrería, a unos 18 kilómetros del centro de Salto, donde pasaba los días cuidando coches y haciendo labores.

El último recuerdo que tienen sus padres de él, fue el de la noche del 21 de abril del 2007, cuando salió junto a su hermano y a un amigo hasta el local bailable de la localidad de Tropezón, a pocos kilómetros de donde vive.

Pero una vez allí, quiso entrar al baile pagando la entrada pero la misma le fue negada por una situación anterior, de la que su hermano John, asegura que nada tuvo que ver. Charly quiso defender su derecho a ingresar al lugar, pero en ese momento los policías de la Seccional Sexta de San Antonio, que estaban vigilando la zona, lo esposaron, lo cargaron en la caja de la camioneta y le dijeron a su hermano, que iban a llevarlo hasta la Seccional.

Fue la última vez que John pudo verlo. Charlie se despidió de él, le dijo que se “quedara tranquilo” y solamente vio perderse su figura en la oscuridad de la noche, en la parte trasera del móvil policial.

Todo eso ocurrió en el kilómetro 7 de la Ruta 31 y a la mañana siguiente, a pocos kilómetros del lugar, en el kilómetro 11,2 de la misma ruta, el cuerpo de Charly apareció sin vida al costado de la carretera. Nunca llegó a la Seccional Sexta y el argumento de la Policía, es que “como lo conocían, lo dejaron irse para que volviera a su casa”, violando el procedimiento policial que los obligaba a trasladar a una persona detenida hasta la dependencia policial correspondiente.

Pero en el caso de Charly Ferreira, éste nunca llegó a la comisaría para que le tomaran los datos y su cuerpo apareció sin vida.

Luego todo fue irregular, la Policía fue hasta la casa de los padres y les mintió que Charly había sufrido un accidente, los trasladaron hasta la Seccional Segunda de Policía, en el centro de la ciudad, donde los mantuvieron durante varias horas con datos confusos sobre el estado de salud de su hijo, sin permitir que se fueran, hasta que les largaron la noticia como una bomba. “Su hijo está muerto”, le espetó un policía, como para que lo digiriera así nomás y tras largas horas sin determinar la condición de la muerte del joven, les dijeron que el cuerpo del mismo yacía desde la madrugada, en la morgue del Hospital.

“No lo podíamos creer, a mí se me vino el mundo abajo, no tuvimos mucho tiempo de razonar, mi señora se descompensó, nos quedamos desarmados y juntamos fuerzas para ir a reconocer el cuerpo”, contó Juan Barreto, padre de Charly, donde tras contar paso a paso lo sucedido denota lo irregular de todo el procedimiento.

Tras el sepelio de Charly en el cementerio de San Antonio, comenzó un calvario que hoy cumple 17 años. La familia lo tiene tan presente como aquella noche en la que se despidió para ir a un baile con su hermano y todavía no tiene respuestas.

Solo informes confusos y una sucesión de dictámenes poco claros expedidos por el juzgado penal de 4º Turno de Salto, que entonces estaba a cargo de la Dra. Beatriz Larrieu.

“Aplastamiento de cráneo”, fue el resultado del protocolo de autopsia emitido por la médico forense del momento y lo atribuyeron a que el joven “luego de haber sido dejado en libertad por la Policía sin siquiera pisar la Seccional, se habría acostado sobre la banquina de la carretera y un auto le pisó la cabeza”, esa teoría es la que manejó la Policía en ese momento.

“Pero el cuerpo no estaba lastimado, ni revolcado, ni maltratado, solamente tenía un golpe en la nuca con un hundimiento en la cabeza, como si alguien lo hubiera golpeado justo ahí. Algo que la Policía niega hasta ahora, aunque todo el procedimiento fue irregular desde el comienzo”, contó Juan Barreto.

Y dijo que recibió presiones donde le han dicho que “deje de molestar con el caso, que no pregunte más, que Charly ya murió y nada me lo va a devolver. Pero con más razón tengo que luchar por saber la verdad, por saber quién mató a mi hijo, porque a Charly lo mataron y la Policía no puede lavarse las manos, porque ellos se lo llevaron y después apareció muerto”.

Pese a todo, Barreto expresó que sigue “confiando en la justicia”, y que “no culpa a las autoridades actuales de la Policía, porque ellos no estaban en ese momento, pero alguien tiene que hacerse cargo, sin embargo cuando uno sigue luchando por la verdad, tanto la Policía como en el Juzgado te cierran las puertas”.

Y culminó diciendo con una voz que va perdiendo toda esperanza “vamos a seguir luchando, nos dicen que todo va a prescribir, pero a mí no me importa, yo quiero que se sepa quién mató a mi hijo, quiero que se haga justicia, se lo debo a él”.

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