Un presidente en la calle
«Las Repúblicas vinieron para suscribir un concepto, que nadie es más que nadie» ante un Estado o la Ley, y a «ese concepto debemos honrarlo», dijo en una entrevista con la Cadena Ser de España, el entonces presidente José Mujica y era aplaudido por todos.
Las Repúblicas derrocaron los absolutismos para impulsar un estado de libertad de los ciudadanos, basados en sistemas democráticos, con pluralidad de partidos políticos para erradicar los autoritarismo y sobre todo, las dictaduras militares; como las del Cono Sur de las Américas en las décadas de los 70 y 80, o la cubana que ya lleva más de 60 años siendo una dictadura contraria a la libertad de su propio pueblo.
En Uruguay hay un precepto constitucional inclaudicable que refrenda ese concepto de República, el artículo 8 dice que «todos somos iguales ante la Ley» y que la única distinción es por «nuestros talentos o virtudes».
Ver al presidente de Uruguay charlando en la calle, ya sea de Punta del Este, Montevideo o Salto, con la gente, amigos o conocidos, es algo poco común pero muy importante.
Son estilos de hacer política que no lo tienen todos. No lo tiene Sanguinetti y tampoco lo tenían Tabaré Vázquez o Lacalle Herrera.
En el caso de Jorge Batlle no lo tenía tanto, pero sí iba al cine con frecuencia y hacía la fila siendo presidente, o tomaba un café en cualquier lado con quien le parezca sin protocolos, como cuando fue a un café cerca de su casa a charlar con un taxista del que se había hecho amigo.
Pero los que avanzaron más en romper esos protocolos que aleja a los gobernantes de los gobernados, fueron José Mujica y Luis Lacalle Pou.
Y esa manera de sentirse que deben estar en cualquier lugar y en cualquier momento, los acerca a la gente, pero además reafirman ese concepto de República tan importante como necesario.
Por algo las encuestadoras Cifra y Opción, han pronunciado que las de Mujica y Lacalle Pou son las figuras con más aprobación entre la opinión pública.
A las que se les cuela la de Yamandú Orsi (con otro video viral mostrando en público como sabe bailar danzas folclóricas) pero más abajo en el nivel de aprobación que éstos otros, sobre todo porque es una figura que aún está en carrera, al contrario del actual presidente uruguayo y del ex mandatario frenteamplista.
«¿Tu que te crees, que el presidente es un Rey?», dijo Mujica cuando el periodista español le preguntó porqué no había hecho los cambios que prometió, así como cuando le consultaron porqué no había cambiado el sistema de participación del Estado uruguayo en Salto Grande, para evitar despilfarros como también los hubo en su período, respondió: «¿qué piensa usted que es un presidente?, no se puede cambiar nada, porque un presidente es un viejo que votaron nomás».
Entonces, criticar a un presidente porque sale a comer un pancho o se sienta a hablar con un amigo en la calle sin custodia, o es un acto conservador y querer encasillar al gobernante dentro de una casta similar a la Nobleza como en las Monarquías derrotadas por las repúblicas. O es ser un hipócrita que critica por criticar, porque ese presidente no es de su partido.
Con gente así, que siendo parte del pueblo promueven la antirepublica, o el que No todos los uruguayos seamos iguales ante la ley, el Uruguay seguirá estancado por su propio pueblo.
Mientras los políticos, ellos, todos ellos, se seguirán riendo de nosotros.
Hugo Lemos