Una campaña diferente

La que terminó fue un campaña distinta, diferente, rara. Estamos inmersos en el cambio de formato que impone que nos encerremos frente a una pantalla para ver cómo transcurren las cosas y los discursos, las discusiones y las charlas, hasta los actos, es decir, todo lo que implica una campaña electoral, que esta vez la vimos por el celular y eso nos mostró que las cosas están cambiando.

Estamos ante un nuevo paradigma, que nos genera el desafío de tener que aprender a hacer las cosas diferentes a cómo las estábamos haciendo, porque así será todo a partir de ahora, diferente, distinto y no sólo tendremos que acostumbrarnos a eso, sino que además tenemos que analizar, estudiar e investigar para saber cómo hacer las cosas todas de nuevo a partir de ahora.

No recuerdo una campaña electoral sin actos de masas, pero eso fue lo que pasó ahora, porque si bien hubo algunos, no fueron tan numerosos ni convocantes como en otras épocas, tampoco hubo movilizaciones importantes, ni caravanas ruidosas que dejaban claro su pasaje por toda la ciudad.

Hubo poco ruido, poco escenario, poco, poco. Pero mucha comunicación digital, mucha llegada por un elemento que todos tenemos presente a cada momento y que no evitamos ningún día de nuestra vida. Por lo tanto, como todas las cosas, la campaña electoral «redireccionada», «interconectada» y «segmentada» hacia el público virtual que está en el éter de forma permanente, que se «conecta» todo el tiempo, que lee, mira y escucha, pero por el aparato que tiene en el bolsillo.

Eso también hizo que los actos sean más cortos, que los discursos digan lo necesario y que la prioridad de cada actividad pública pueda ser trasmitida por «streaming» para que le llegue a más gente. Que el último día de campaña antes de la veda ya no haya más caravana de los partidos políticos por el centro de la ciudad, sino que se apueste a «subir» todo lo que queda y multiplicarlo por las diferentes plataformas antes que empiecen las horas de reflexión, esa que hizo que los medios, que estaban «insoportables» de tanta propaganda, volvieran a sentirse vacíos y tapados de noticias policiales para tapar los huecos.

Campaña rara, distinta y nueva, pero igualmente efectiva. Y lo que más juega a favor de todo el sistema político, es que este domingo todos deberán ir a votar, porque la elección, lejos de ser el «voto que el alma pronuncia», es el voto que la ley nos obliga.

De todas maneras, prefiero mil veces el voto libre y de múltiples partidos, que la prohibición de las dictaduras. Que este domingo, nos vaya bien a todos.

Hugo Lemos

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