Una campaña electoral diferente a todas, pero así van a ser ahora

La actual campaña electoral es muy diferente a todas las que hayamos vivido hasta ahora. Si bien la influencia de las redes sociales ya habían impactado de lleno en el proceso electoral anterior, donde el factor Sartori, fue determinante mostrando cómo era efectivo apostar al uso de redes y aparecer más en los teléfonos celulares que la gente tiene en el bolsillo y mira a cada rato, que en las portadas de los principales periódicos donde muchos pasan desapercibidos para el gran público, es lo que estamos viviendo ahora.

Esto no quita que las movilizaciones, los encuentros, los puerta a puerta, los actos en barrios, plazas o clubes, no tengan impacto, no generen cosas en el votante.

Por el contrario, son muy importantes, porque el hecho de que la campaña electoral se vea más en los celulares que en las calles con cartelería y gente repartiendo listas, enfría todo el movimiento social y los actos públicos causan el efecto contrario, equilibrando un poco la cuestión.

Pero al comentario que hace todo el mundo, acerca de que estamos ante una campaña rara, yo diría que es rara porque es distinta, diferente a todo lo que hayamos conocido hasta ahora.

Porque el mundo exige otros tiempos para dar un mensaje que ya no son los mismos que conocíamos hasta ahora, la inmediatez exige que los mensajes sean más cortos, más directos y de mayor impacto, porque sino el receptor se olvida, es vital. Y eso que la política es la que nos fija la forma de vivir, pero aún así la mayoría de la población tiene otros problemas y por supuesto otras prioridades que memorizar un nombre, una cara, un slogan o mucho menos un número de lista.

A la mayoría de la población no parece interesarle mucho lo que una persona, que quiere ocupar un cargo público por 5 años, ganando un montón de plata, pueda decirle.

Por eso, la campaña no es rara, impone un cambio cultural por el avance de las tecnologías de la comunicación, pone el partido en otra cancha a la que todos, políticos, periodistas y votantes en general desconocíamos, y que todavía estamos explorando, sabiendo que es por ahí y que no hay marcha atrás.

Para los políticos este escenario se trata de un gran desafío, porque tienen que cambiar todos los paradigmas a la hora de repensar sus estrategias de comunicación. Para los periodistas también, porque debemos saber captar el mensaje, aunque sobre todo y casi más importante, saber transmitirlo, siendo ahora la población la que tiene el poder de decir hasta cuándo y hasta qué cosas son las que quiere escuchar y saber de los políticos.

Lo mejor de todo es que esto recién está comenzando y las generaciones que vienen, son las que van a tener el sartén por el mango, son las que nos van a determinar las futuras campañas, lo que impone por momentos para los analistas y asesores, un barajar y dar de nuevo en todo sentido.

Hugo Lemos

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