Una olla donde rezan para que la comida alcance
En el barrio Horacio Quiroga hay una olla popular que funciona los días miércoles. Está al frente de una familia humilde y trabajadora de la zona.
Enclavada en una calle polvorienta y estrecha en la que pululan los niños que tomaron, literalmente, el lugar para encontrarse y jugar mientras esperan con sus recipientes de plásticos una «servida» caliente para llevara a sus casas.
«Esto lo divido hasta mañana, pongo un poco más de fideos y la estiro así alcanza para el mediodía», dijo María, una madre soltera con 3 niños a cargo que cuando «hay trabajo en la (cosecha de) naranja o el arándanos», sale a hacer las 8 horas arreglándose con los vecinos para el cuidado de sus hijos.
Ayer había talleres con tuco. Muchas mujeres en la fila, algunos niños y muy pocos hombres. «La mayoría no tiene trabajo, vive de alguna pensión y se las rebusca con alguna changa. Otros tienen algún trabajo pero no les alcanza. Y con esto se apoyan, por lo menos en la comida que es lo más caro», contó Daniela Custodio a laguardia.
«Te digo la verdad, antes de empezar a cocinar, cuando vimos la cantidad de personas que se arrimaba, sobre todo de niños, empezamos a rezar con una compañera deseando que la comida alcance o se multiplicara, y por lo que estamos viendo gracias a Dios está alcanzando», dijo con una sonrisa en sus ojos mientras grabábamos la entrevista para laguardia tv.
Dijo que se nutren de la colaboración de mucha gente, con cuyas donaciones llegan a entregar comida para unas 80 personas que llevan entre 4 y 5 porciones en promedio.
«La gente no quiere venir a una olla, quiere trabajar, quiere ganárselo, pero a veces.no tienen otra que venir. El Mides no nos da nada porque estamos en el Colectivo de Ollas y bueno nosotros recibimos de la gente y estamos muy agradecidos por poder ayudar», señaló Daniela entre las sonrisas y el agradecimiento de quienes se llevaban su comida a la casa.
Tremendo escenario de una realidad que también existe.