Lacalle Pou y el Batllismo
«El mensaje del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, durante su participación en la cena de la Fundación Libertad, (en la ciudad de Buenos Aires) fue uno de los que más alcance tuvo en las redes sociales y su nombre se volvió tendencia. En su discurso, el dirigente del Partido Nacional habló de la libertad como un término que “está de moda” y de la necesidad de un “estado fuerte” para que toda la población pueda hacer uso de esa condición», publicó el diario La Nación de la capital argentina, uno de los medios más prestigiosos del continente.
“No todos podemos disfrutar de la libertad. Acá, seguramente casi todos se vayan en auto, duerman calentitos, tus hijos estudian y mañana tienen laburo, y tienen salud decente. Ahora, qué difícil gozar de la libertad individual si se vive en un rancho, si no se tiene acceso a una buena salud, si mis hijos no estudian y por ende no tienen una luz al final del camino para esforzarse”, sostuvo ante un auditorio que lo aplaudió – con cierta “timidez”- ante esa expresión», escribió el periódico, haciéndose eco de la necesidad del rol del Estado en las sociedades latinoamericanas, en contraposición a la política del mandatario argentino, Javier Milei, que plantea un desmantelamiento de la mayoría de las políticas estatales.
“Tenemos que tener un estado fuerte para que el individuo pueda gozar del ejercicio de la libertad”, enfatizó el presidente uruguayo y destacó la importancia de “ser firme con las ideas y suave con las personas”, agregó, además de destacar los valores de “la tolerancia y la libertad de expresión», añadió el medio argentino.
Pero Lacalle Pou también se refirió a que “un Estado fuerte no quiere decir (un Estado) grande” y remarcó que, por el contrario, “no tiene que tener mucha dimensión”. “Un Estado fuerte significa instituciones fuertes, para eso tiene que haber una clara separación de poderes. Tiene que haber una democracia fuerte”, resaltó y puso como ejemplo que en el país que gobierna la existencia de un sistema democrático fortalecido se debe a los partidos políticos.
“Sin partidos políticos fuertes es más riesgosa la democracia”, sostuvo Lacalle Pou, quien se dirigió al público presente justo antes de que hiciera lo propio el presidente Javier Milei.
Todo esto hace pensar que Luis Lacalle Pou, un uruguayo de cuna herrerista por la raigambre familiar y por la raíz ideológica, ha entendido el valor del Estado como herramienta fundamental para el desarrollo de nuestros países en América Latina, por una cuestión muy simple, un Estado fuerte es un Estado presente y un Estado presente, es un Estado que garantiza la libertad de su población, el acceso a la educación, a la salud, a la vivienda, al empleo, al subsidio, a la protección de los derechos más elementales consagrados en la Constitución de la República. Y eso, al presidente de Uruguay, le ha quedado bastante claro.
No en vano, Lacalle Pou apostó a políticas públicas que para garantizar libertad a las personas más vulnerables. Inauguró un Hospital en el Cerro de Montevideo, donde miles de uruguayos pedían a gritos por atender su salud y también reinauguró una policlínica moderna y a nuevo, en Villa Constitución, donde el Frente Amplio pasó olímpico sus tres períodos de gobierno y ni siquiera atendió el pedido de realizar un emprendimiento productivo en el ex ingenio de El Espinillar, instalando allí una cárcel. «Que pongan un kilombo igual, pero no una cárcel», había dicho el alcalde de la época, el también frenteamplista, Sergio García Da Rosa
El Estado es clave en la construcción del Uruguay moderno, de ahí la concepción del Batllismo presente, ya que no se puede separar el Uruguay moderno de las políticas públicas más avanzadas del continente a principios del Siglo XX.
Así fue que llegó la fortaleza de la educación pública y gratuita, las instituciones fuertes y la separación de poderes, la pluralidad de partidos políticos que son los que construyen la sociedad democrática en la que vivimos, la defensa de la estatización de las principales empresas del país para darle garantía al ciudadano de su acceso a los servicios básicos de salud, de luz, de agua, de vivienda.
Un Estado fuerte y presente, garantiza la verdadera libertad, con separación de la Iglesia para impulsar la libertad de cultos, que regule y controle las políticas laborales, como la ley de 8 horas para los trabajadores, la ley de la silla para la mujer que trabaja, que impulsó el voto de la mujer, algo revolucionario para su época y algo más de vanguardia aún, el derecho de la mujer a pedir el divorcio por sola voluntad. Políticas sociales profundas y absolutamente pioneras en el mundo
Esto, entre otras cosas, el Batllismo es la presencia del Estado y de eso habló Lacalle Pou en Argentina, frente a un Milei que esperaba en su par uruguayo un aplauso y no un reproche.
Porque la esencia de nuestro país está basada en la constitución de un Estado que sea parte de la vida de todos los uruguayos, sobre todo a través de los partidos políticos, algo que se ha sostenido a lo largo del tiempo y que ha construido el país del presente.
Así, con ese Estado presente, es que tenemos un Uruguay repleto de libertad para sus habitantes, pero no sólo libertad para los que más tienen, sino una libertad oara todos y sin restricciones, al punto que a diferencia de los totalitarismo de izquierda o de derecha, la presencia del Estado puede ser cuestionado, criticado y hasta vapuleado por sus más acérrimos adversarios, sin que se corra un centímetro de su lugar en la vida del país.
Eso es Uruguay, un país que genera libertad verdadera con la presencia estatal y no la mentira que imponen falsos profetas anti políticos y bastante autoritarios como el vecino del Plata.
Lacalle Pou ayer en Buenos Aires, pareció más Batllista que muchos que les gusta ponerse el sayo, pero lejos de serlo, el presidente solamente ilustró el Uruguay que, con el Estado como eje, hemos logrado construir entre todos y con libertad.
Hugo Lemos