Dos mujeres, el presidente y lo que permite la democracia

Cuando Luis Lacalle Pou asistió como presidente de la República a una entrevista con Blanca Rodríguez en Subrayado, nunca imaginó que a horas de terminar su período de gobierno, ella sería quien presidiera el Parlamento.

Este tema es complejo para los periodistas, sobre todo para los que somos de la casa de Subrayado, donde la principal referente del noticiero incursionó en la actividad política por un partido determinado y a meses de haber entrevistado al presidente, se baja de la presentación de las noticias, sale de la entrevistas, se inscribe en el partido de oposición, es electa y pasa a ser una de las principales Senadoras del bloque contrario y todo casi en un tiempo récord.

Obviamente que Blanca Rodríguez hizo esto en el legítimo derecho a ser elegida por el pueblo, pero que esto hizo ruido y el mismo fue bastante estruendoso cuando la vimos asumir la presidencia del Poder Legislativo el sábado 15 de febrero, hizo tremendo ruido.

Aunque son cosas de la democracia, son las oportunidades que nos deja el uso y goce de las libertades políticas que afortunadamente tenemos en nuestro sistema.

La persona que cuestionó al presidente del país fuertemente desde su rol como periodista, en una muy vista entrevista televisiva, semanas después se convirtió en la principal senadora de la oposición.

Pero esto debe estar asociado a otro caso, que del otro lado del mostrador, también hace ruido.

Se trata del caso de la Fiscal Gabriela Fosatti, que tuvo a su cargo la investigación del caso Astesiano y que le tocó citar a declarar al mismísimo presidente de la República, del cual dijo a la salida del interrogatorio que había sido excelente colaborador en todo lo que se proponía la fiscalía.

Semanas después, esa fiscal renunció a su lugar de trabajo, sacó un libro y por si fuera poco, anunció su apoyo, militancia y adhesión política al mismo indagado presidente de la República. Lo hizo semanas después de salirse de esa causa judicial, donde para algunos sin sorpresa alguna, se adhirió al Partido político del presidente y se hizo una de sus candidatas.

Así que más allá de todo, razonemos, el 15 de febrero pasado no sólo dejó constituido un nuevo parlamento, sino que además dejó claro que quienes en un país como el nuestro, un día pueden estar en un lugar de observación de la realidad como el periodismo o desde una función pública determinada como la fiscalía, luego o al ratito nomás, pueden terminar siendo elegidas diputadas o senadoras y pasar a tener la responsabilidad de hacer las leyes que gobiernan a este país.

Si bien ambas protagonistas de esta historia tuvieron un meteórico ascenso, ya que salieron muy rápido de sus posiciones de años, para tener lugares de privilegio y de mayor visibilidad de la que ya tenían, en ambos casos sus historias involucran al actual presidente de la República Luis Lacalle Pou, que vio como una de ellas, dejó de ser su investigadora y se consolidó en una aliada militante y candidata por su partido, mientras que por otro lado, su entrevistadora más acérrima, consolidó su postura opositora, convirtiéndose en muy poco tiempo en nada más y nada menos que una de las principales Senadoras de la oposición, la que encima hoy como presidente del Senado hasta el 1° de marzo, le va a respirar en la nuca.

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