Salir a la calle es una responsabilidad

Con los mismos dos pacientes en el CTI, los casos de personas que tienen coronavirus en Salto aumentaron un 12 por ciento el fin de semana y esto ya pasa a ser un fenómeno con el que tenemos que saber convivir.

Lo que deberían hacer las autoridades de ahora en más, sería pasar a una nueva etapa, que consistiría en dejar de confinar a la gente y por el contrario buscar la manera de mejorar la circulación, hacerla más ordenada, más prolija y por ende, más limpia, lo que supondría ganar en calidad de vida y ser más cuidadosos unos con otros.

Pero parece que las políticas están orientadas en generar condiciones de sometimiento a determinados protocolos que buscan cumplir con el negocio de la vacuna contra el Covid. De la que no digo que sea o no efectiva, pues no soy entendido en la materia, pero si considero que las políticas públicas para cuidar a la población tienen que pasar a una segunda fase.

No puede haber una dilatación de las medidas restrictivas a nivel sanitario, porque se trata de un derrotero cultural que plantea limitar la libertad de movilidad de las personas para suprimir el hábito de deambular sin un sentido estricto, esto es salir a pasear por dónde se le antoje a una persona, sin privarse de ir a tal o cual espacio público.

Esta situación de mantener a casi un año de la pandemia medidas de limitación de la circulación, genera un stress permanente entre la población y eso deriva en otro tipo de enfermedades que son mentales y que afectan la salud en ese sentido, sumándose a la presunta posibilidad de verse infectados con Coronavirus.

Por lo tanto, estoy convencido que la orientación de las políticas públicas de salud en torno a la pandemia, deben direccionarse hacia una libertad de circulación que permita un compromiso de cuidado y que busque instalar en la sociedad hábitos que marcan nuevos paradigmas de relacionamiento y vinculación entre las personas, que evitan los besos y abrazos masivos, y que plantean una condición higiénica de las interacciones entre los individuos que llegaron para quedarse.

Pero someter a la gente a seguir quedándose en su casa, es impulsar las enfermedades mentales derivadas del stress, la soledad, las malas relaciones intrafamiliares que se acentúan con la convivencia permanente, entre otros factores de riesgo que son tan peligrosos para un ser humano como lo que se pretende invocar con el confinamiento.

La gente tiene que salir, pero hacerse cargo sabiendo que de ahora en más salir a la calle implica una responsabilidad mayor a la que se tenía otrora y en ese sentido, se ganarán hábitos y se instalarán costumbres que cambiarán las formas de relacionamiento entre las personas en nuestra sociedad para siempre.

Hugo Lemos

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