Asumir la responsabilidad no es poca cosa
La renuncia de Carlos Albisu a la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande demuestra que él sólo cargó con toda la responsabilidad política, acorde al cargo que ostentaba y a la responsabilidad que había asumido frente a los suyos y a su partido político.
Es la lectura de cajón que surge de esa renuncia presentada ante al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, amigo personal y compañero de ruta de Albisu en todos estos años, y ante los dirigentes políticos y los militantes que lo acompañaron el jueves 7 de setiembre a las cinco de la tarde en el Hotel Los Cedros.
Albisu asumió la responsabilidad de un líder político, y puso su propia cabeza en la guillotina para «cuidar al gobierno» ante el «ataque oportunista», dijo él, refiriéndose a los que libraron una batalla contra su gestión en Salto Grande, agarrándose de los 5 millones de dólares (200 millones de pesos) que le proporcionó el gobierno a la CTM para reforzar el presupuesto de la represa.
Mientras mostraba cómo había entregado su cargo, después de días de hostigamiento público por parte de de distintos actores políticos, con muy pocos que lo defendieron, reafirmó que está «orgulloso de este gobierno», ratificando su apego al proyecto político que lleva adelante con Lacalle Pou y cuyo camino empezó a recorrer desde el año 2010.
Esa asunción de responsabilidades puede verse en cierta forma, como un acto de hidalguía de parte de un actor político que, siendo muy golpeado los días previos y cuyo nombre, no muy conocido en la capital, estuvo en boca de todos los medios durante varios días hasta que le entró a la gente como una marca de refresco, se mostró y dijo entender lo que pasaba, dando un paso al costado.
Y no fue algo menor porque quien renunció no era solamente el presidente de un organismo internacional y representante de un gobierno, se trata del líder de un partido político que aspira a ganar el gobierno departamental. Se trata del líder de la oposición al Frente Amplio que gobierna Salto desde el 2015, se trata del ex candidato a intendente que estuvo arañando el sillón municipal por no haber acordado una alianza electoral con el Partido Colorado en 2020, se trata de la figura más visible de la coalición de gobierno para las próximas elecciones que están a la vuelta de la esquina.
Por eso, el sacrificio del «rey» y no de los «alfiles», fue una acción que apuntó a mostrar fortaleza política, ante un Frente Amplio que presionó para que esa salida sea el acabóse de su adversario, algo que parece estar lejos de que pase.
Aunque hay algo que también es importante decir. La guerra desatada contra él por Cabildo Abierto no es otra cosa que la oportunidad que vio Manini Ríos para vengar ante el presidente Lacalle, el caso de su esposa.
Manini dijo más de una vez que con el presidente solamente queda una relación formal, ya que si bien integra el gobierno y lo que le pasa al mismo en las buenas y en las malas también son su responsabilidad, quiere dejarle claro que están juntos pero no entreverados. Todo después que le pidieron el cargo de su esposa.
Pero ante esto la pregunta que he hecho varias veces ¿no tenía otra mujer para nombrar en el Ministerio de Vivienda o incluso en la lista al Senado, que su propia esposa y así evitar este tipo de enojos?
Me hace acordar a cuando el ex intendente del Frente Amplio, Ramón Fonticiella, nombró a su hijo Marcelo, como director de Turismo diciendo que «era el mejor que había en Salto para el cargo», un emblema del nepotismo político, porque además cada vez que se lo cuestionaban, Fonticiella saltaba como si le pisaran un callo, protegiendo más a su hijo, que al director de Turismo.
Por eso, poner a los parientes en cargos públicos es algo que no está bien. Porque el gobernante termina midiendo más el cuidado del interés particular, que el cuidado del interés general, como debe ser.
Por lo tanto, sus críticas tienen una carga de subjetividad que nada bien le hacen a una coalición de gobierno, que debe tratar de unirse o separarse de una buena vez, porque con sus chisporroteos están generando el mismo descontento entre la población que la izquierda en 2019 y que la llevó a perder el gobierno de entonces.
Albisu tiene todo para regresar a la actividad política cuando él decida, defendiendo su accionar desde la gestión y Cabildo Abierto deberá decidirse si sigue acompañando a un gobierno, por el que ellos mismos llamaron a votar.
Hugo Lemos