Cuando la prensa seria muestra el camino

El Presidente de la República Luis Lacalle Pou, lleva cesados a varios jerarcas de su administración de gobierno en los pocos días que lleva ejerciendo el mandato.

Entre ellos al abogado Miguel Loinaz, que fungía como presidente de la Corporación Nacional para el Desarrollo. Loinaz fue cesado luego de sus declaraciones en el Semanario Búsqueda con los periodistas Guillermo Draper y Ana Laura Morales. 
Laguardia.uy accedió a la entrevista publicada en Búsqueda el pasado jueves, que precipitó la decisión del mandatario.

“No tengo ningún trabajo full time” en la corporación, dice Loinaz, y agrega que continúa en su estudio jurídico para “seguir pagando las cuentas”

Entrevista de Ana Morales y Guillermo Draper

Apenas asumió la Presidencia de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND), Miguel Loinaz decidió contratar a su pareja como asistente. Cuando le dijeron que estaba mal, la hizo renunciar. Sin embargo, la futura esposa de Loinaz —iban a casarse en abril, pero debieron postergar el evento para diciembre— sigue yendo todos los días a las oficinas de la corporación.

Loinaz dispuso que tuviera un escritorio para llevarle “los papeles” de su actividad privada porque si no, tendría que ausentarse muy seguido de la oficina para ir al estudio jurídico a despachar esos asuntos. El presidente de la CND dice que no puede abandonar su trabajo privado porque necesita pagar sus cuentas y asegura que hasta el presidente Luis Lacalle Pou mantiene “su vida” como antes.

A continuación, el diálogo completo entre Loinaz y Búsqueda sobre la situación de su pareja, su actividad privada y su dedicación horaria.

—Usted contrató a su pareja y después debió pedirle que renunciara. Ahora, según declaró la semana pasada, trabaja de manera honoraria con usted en la CND. La ley que regula la conducta del funcionario público prohíbe esos vínculos, aunque sean honorarios. ¿Analizó esa situación, usted que es abogado?

—Te cuento cómo empezó esto. Mi asesora, que luego se convirtió en mi pareja, me gustaría que colabore conmigo acá. Hablo con Jurídica y me dicen: “No, pero estamos en sector privado, no hay problema”. Le digo que leí las reglas de ética de la corporación y dice que no puede haber nadie en uniones directas, léase, casados. Me dijo: “Nombrala”. No pasan 15 días y viene la auditora —a quien conozco de niño— me dice: “Che, Miguel, estuve viendo eso y creo que a vos se te aplican las normas de derecho público porque tenés venia”. (Todavía no he logrado que me paguen el sueldo, tienen un quilombo fenomenal acá, pero tampoco me importa). “En virtud de eso”, me dice, “tu pareja no debería estar acá”. Les digo que llamen a la de Jurídica otra vez para explicármelo. Tienen un debate y me dicen: “No, lo mejor sería que no estuviera”. Entonces le digo a mi pareja que renuncie y con fecha del primer día para que no cobre salario. No quiero poner en tela de juicio cómo funciona la institución, pero por supuesto que le pagaron el salario. Y por supuesto que ella fue al banco y depositó el salario que le habían pagado y el BPS para que la corporación no gaste un peso.

Después hago la pregunta: bueno, muy bien, ella sigue trabajando en el escritorio, yo quiero tener un nexo con mi oficina porque sigue estando donde está. ¿Puedo pedirle que venga a llevar papeles de la oficina de aquí para allá? Bueno, eso no tiene impedimento, mientras no se ocupe de los temas de la corporación. Y, bueno, en esa situación estoy.

—¿Pero entonces ella no trabaja para la corporación?

—Ella lleva mi agenda personal de mi escritorio…

—¿En la calle Soriano?

—Ahí en Soriano. Y va y viene y me trae todos los proyectos del escritorio para acá. Punto.

—¿De Soriano?

—De Soriano. Ella trabaja en Soriano y va y viene todos los días, y me dice: “Mirá, en Soriano tenemos tal problema que resolver, en la bolsa tenés tal problema —hoy bajaron las acciones, me avisó ella—, tenés que llamar a Francia, Inglaterra…”. Porque nosotros estamos en Francia, pero movemos en Bolsa en Nueva York, en Frankfort y en otros lados. Entonces tengo que hablar con el encargado de nuestra gente en Miami, Nueva York.

—O sea que ella no trabaja más para la CND.

—Pero viene aquí. Yo le hice poner un escritorito ahí, donde me pone todos los papeles de mi escritorio y me los lleva, si no yo me tendría que ir a mi escritorio. O me tengo que llevar a mi casa los papeles, si no, no puedo venir todas las horas que vengo acá. Ella viene aquí todos los días un rato y me dice: “Estos son todos los quilombos que tenemos en el escritorio, que tenemos en Europa y en las cosas que tenemos acá”. Me compré una casa nueva —si querés ponelo— el año pasado y estoy peléandome con la intendencia por el tema de los planos, la obra y todos los quilombos que tengo con la construcción… Compré la casa de Peirano así que te imaginarás el tamaño que tiene y el quilombo que tengo porque lleva 10 garajes para guardar los autos, por ejemplo.

—Ella viene a la CND.

—Ella trabaja para la oficina donde seguía trabajando y acá lo que tiene es una mesa, allí una mesa (señala una oficina frente a su despacho) donde me deja los papeles que yo tengo que ver. Porque si no, yo tendría que irme al escritorio a ver papeles.

—O dejar el trabajo en el estudio.

—Entonces, la tengo de nexo.

—¿Es compatible esta forma de trabajar para “devolverle algo a la sociedad”, como usted dice?

—Bueno, a ver. Yo tengo que seguir pagando mis cuentas. ¿Sí? Yo tengo que seguir pagando mis cuentas.    

—Para eso no necesita el sueldo de la corporación.    

—No, por eso. Pero no las pago con el sueldo de la corporación, no pago todo lo que tengo con el sueldo de la corporación.

—Pero la dedicación que le tendría que dar, a juicio de la sociedad, a la corporación… Se supone que este es un trabajo full time.

—Yo no tengo ningún trabajo full time, el único que tiene trabajo full time es el gerente general. Pero, además, yo me dedico full time. A ver, yo tengo que seguir manteniendo mi vida. Cualquier director en cualquier lado, hasta el presidente de la República sigue manteniendo su vida, no importa en donde estemos. Y yo sigo manteniendo mi vida ordenada, pero tengo mis obligaciones para cumplir.

—¿Esto fue conversado con Lacalle?

—Hablé con Lacalle y le dije: “Mirá, necesito que Florencia siga dándome una mano”. El tema quedó resuelto.

Eso que me contás, nadie me lo dijo. Si alguien me dijera que no puede venir porque quedaría como trabajando en negro y esto y aquello… nadie me lo ha dicho. Sigue teniendo el cargo que tenía antes de que fuera mi pareja, cobra un salario en el escritorio.

—Hoy hablaba de la ética y la imagen, también está la imagen de la corporación, que a lo largo de los años tuvo problemas de transparencia.

—Ah, no sabía.

—Tuvo años de negocios mal hechos con fondos públicos.

—Bueno, pero yo no estoy haciendo negocios mal hechos con fondos públicos.

—¿Pero la imagen de la CND no se puede ver afectada por este episodio?

—No me animo a decir, porque son hechos muy cercanos y no tengo la posibilidad de verlos con distancia necesaria. Esto es como lo que sucedió el otro día con los oficiales de la Marina muertos, si vos hacías un plebiscito en ese momento sobre la pena de muerte, de repente, tenés todos los votos del mundo para que haya. Por eso creo que las opiniones deben de darse con un análisis en el tiempo. Yo actué de buena fe, consulté a quien tenía que consultar. Es verdad que me he dado cuenta que en este interín algunas cosas que consulto me dicen lo que tienen ganas, y después lo que tienen ganas no se compatibiliza con la realidad. Bueno, ese es el tema cuando uno llega después de 15 años de un estilo de administración diferente y cuando uno viene a hacer las cosas por las que la gente cambió de gobierno. Si la gente entiende que esto tiene que ser como Ancap, que tiene que financiar la Cementera con plata de Ancap… la gente estoy seguro que no votó por eso, votó porque un Estado sea prolijo.

Hice lo que me dijeron, porque me dijeron que era posible. Luego me pidieron que lo cambiara y lo cambié, no es que me puse en un debate. Ya está, ya me llevé la impresión de cómo es el entorno y cómo debe actuar uno en ese entorno.

—¿Echó al asesor jurídico?

—No. Uno aprende cómo son los jugadores en la cancha: unos te dan patadas y otros te van a ayudar a levantarte cuando estás en el piso. Y uno aprende a quién no le va a dar materiales importantes, pero yo no vine a echar gente. ¿Pequé de buena fe? Sí, la verdad, en la locura de los primeros días pequé de buena fe. Y asumo el riesgo y las responsabilidades. ¿Me jodieron? No, yo asumo lo sucedido, listo. Podrían decirme que por qué no pongo otra persona para que vaya y venga del escritorio, y es porque prefiero hacerlo con quien lo hice siempre, por un tema de inmensa confianza.

(fuente: Semanario Bùsqueda)

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