El linchamiento social, una práctica vieja como el mundo
El linchamiento público es un método de repudio social más viejo que la rueda. Desde tiempos inmemoriales el pueblo, la claque, el gentío, se juntaba indignado con alguna situación perpetrada por una persona en particular o por un grupo de personas, y salían a la caza del o de los culpables, para luego darles el peor castigo.
Salían en una turba con pinchos y con palos a darle para que tenga y guarde a el o a los malditos, que habían cometido tal o cual atrocidad. Pero con el tiempo estas cosas cambiaron en su forma, en su manera de decirse o hacerse, pero no en el contenido.
El linchamiento de pasar a ser el castigo físico, la tortura hasta quitarle la vida al desdichado, ahora pasó a la culpabilización social mediante el escrache en las redes sociales, con una condena ya establecida por alguien y replicada por miles, generando el hecho de que esa persona ya sea culpable de lo que se le acusa y sometiendo al presunto culpable al repudio social.
Ahora ¿qué es peor, la condena de la justicia o el repudio social? Acaso esto último aparece como lo peor, teniendo en cuenta que el hombre es un ser social por naturaleza, y que ser escrachado públicamente, por ser el responsable de un hecho negativo, que generó un daño a otras personas, determina el aislamiento social y perjudica a la persona en tanto ser social. Algo realmente duro.
Pero cuando el linchamiento viene en las redes sociales, se genera el claro reflejo de lo que pasaba hace cientos de años, donde uno gritaba que alguien era culpable y el resto, la claque, el populacho, la seguía gritando exactamente lo mismo y eso ya era suficiente para castigar, sin prueba ni juicio, al denunciado.
Algo así vivimos en las últimas horas con la mujer que protagonizó el accidente de tránsito, en el que murieron dos jóvenes de 27 y 19 años de edad, en la esquina de Brasil y Bilbao. La mujer no tenía intención de matarlos, quizás no tomó los recaudos suficientes como para evitar el daño, puesto que en el vídeo que se viralizó en redes, se muestra que aceleró la marcha donde debía detenerla.
Pero todo eso debe quedar para juicio y valorización de la justicia, de las instituciones públicas encargadas de determinar las responsabilidades de quienes participan de este tipo de hechos. Sin embargo, desde el lunes circula la foto con el nombre de la persona que protagonizó el accidente y sobrevino con ello el linchamiento social, antes que actúe la justicia.
La tecnología y el masivo acceso a la misma hace que ahora las cosas sean al revés, la gente cuando está enojada y culpa a alguien de algo, impulsa y acelera la gestión de la justicia para que las penalizaciones lleguen rápido y no cuando la institución pública Justicia, decida hacerlo.
Esto deja en claro, que la práctica humana del linchamiento público, usando para ello las herramientas tecnológicas a nuestro alcance, está más vigente que nunca.