La libertad y la democracia de la que Uruguay se jacta en el exterior

Uruguay quiere más y mejor Mercosur. Sin importar quién gobierne, sin medir los costos políticos internos y sin tener en cuenta la serie de críticas pueriles que muchas veces se escuchan cuando se habla del tema. Críticas que llegan algunas veces por la ignorancia supina de quienes las emiten y por la defensa a ultranza de la «chacrita», que solo divide y nunca le suma nada a nadie.

Y el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, del que se dijo que «no quería el Mercosur, que quería eliminar el Mides y privatizar la educación pública», entre otras mentiras con tal de enchastrarlo, ayer también demostró ser un digno representante del sentir de su pueblo en la Cumbre realizada en las últimas horas en Paraguay, cuando reclamó la ausencia del presidente argentino, Javier Milei, por lo que ésta significa desde el punto de vista institucional y porque puede ser preocupante que el jefe de uno de los Estados miembros más relevantes por su peso en el bloque, le de tan poca importancia al mismo.

Lacalle ha demostrado una vez más en el concierto internacional que su gobierno tiene un rumbo claro en los intereses regionales, que la política exterior de Uruguay no es cualquier cosa y que la reivindicación del cumplimiento de los derechos humanos, es la carta de presentación de este pequeño país del sur de las Américas.

Pero sobre todo, que Uruguay valora una herramienta creada hace 34 años como es el bloque regional, al cual le pone el interés que merece y le exige con su compromiso y responsabilidad que el Mercosur sea algo más integral, algo más que un mercado común para la compra de bienes y servicios entre los habitantes del bloque, sino que reivindica valores y principios innegociables como los de la Democracia.

Y por eso, es que el presidente uruguayo, fiel a las tradiciones y principios que fundaron nuestro país, exigió el cumplimiento de los derechos humanos y la libertad del voto en Venezuela, un país donde el autoritarismo, lo dictatorial, la trampa oficial y la oligarquía política pululan y gobiernan. Lacalle pidió en nombre del Uruguay, pero también del Mercosur, que haya elecciones libres en el país caribeño, algo que todos reconocieron y que ningún presidente se le ocurrió decir.

Ojalá fuera tan fácil y el dictador Maduro tuviera en cuenta el pedido de líderes que fueron electos democráticamente, que le solicitan que deje de ser quien es para convertirse en algo parecido al uruguayo promedio, que cree en la libertad y la democracia, tal como demostró una vez más, el presidente uruguayo.

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