Las condenas judiciales y el reclamo de la gente

Cuando alguien sufre una pérdida irreparable, la condena que reciba el que provocó esa pérdida nunca va a ser suficiente. Nunca.

Así le den 10 años de reclusión, como el caso del matador de Valentina Cancela en Maldonado, 24 años de cárcel como al matador del empresario José Chito Bidart o 3 años intercalados entre prisión domiciliaria y libertad vigilada como el caso de Joel y Camila.

El dolor y sufrimiento de las familias por haber perdido a un ser querido nunca va a ser compensado, ni por la muerte, cárcel o tortura que sufran los victimarios, ni por el dinero que le otorgue una reparación económica acordada judicialmente a la familia de las víctimas.

Pero eso no debe guiar a la justicia penal a la hora de emitir la sentencia.

El magistrado en estos casos debe pararse por encima de la situación y decidir qué castigo darle al responsable de semejante catástrofe, por la que si una vida es incalculable, hay que imaginarse cómo pueden impactar que sean dos.

En este caso, la Fiscalía había anunciado a los familiares que determinaría cierta condena, tras un acuerdo con la defensa de la conductora, con una manera específica de cumplirla, pero la justicia penal terminó dando otra clase de condena más benevolente, lo que generó desazón y angustia entre los familiares de las víctimas.

También la sociedad en su conjunto, una vez que conoció el dictamen que publicamos en laguardia, manifestó su repudio y rechazo a la forma en que la institución pública Justicia, sancionó a una ciudadana por una acción que, aunque involuntaria, le costó la vida a dos personas.

Los magistrados que actúan en función de las leyes vigentes sostienen dos cosas, que no pueden inferir subjetividad a la hora de fallar y que sus fundamentos para hacerlo son las leyes que elaboran, discuten y aprueban los legisladores en el Parlamento.

Por lo tanto, la benignidad o no de las normas son producto del trabajo que hacen los diputados y senadores de los distintos partidos políticos que votamos todos los ciudadanos.

Quizás molesto o explicando de manera vehemente los efectos de la sentencia que había emitido en un caso de alarma pública, ocurrido hace varios años en Salto, un juez le dijo a un periodista: «si a usted no le gusta cuánto será la pena de este sujeto, a la hora de votar pregúntele al candidato a diputado y al candidato a senador que usted quiere votar, si cuando llegue al Palacio Legislativo va a promover una iniciativa para cambiar estas leyes y ser más duro con quienes cometen delitos. Porque gracias a lo que ellos hacen, usted ahora me cuestiona a mi que soy el que pongo la cara».

La población que no quiere que alguien que mata a dos inocentes, aunque sea de manera accidental, pague tan poco por ello, debe exigirle a la política hacer bien su trabajo y escuchar el reclamo de la gente. Ahora que se vienen las elecciones es un buen momento.

Los ciudadanos merecemos que las leyes no solo nos den derechos y obligaciones, sino que también se hagan en función de lo que socialmente reclamamos.

Hugo Lemos

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