Las desgracias y la campaña electoral

Salto atravesará otra vez por un momento difícil, las inundaciones producto de la crecida del río Uruguay dejarán en principio a decenas de familias fuera de sus hogares, conviviendo en muchos casos en refugios, mientras que otros se trasladarán a casas de familiares y algunos, por el temor de perder lo poco que les quede, permanecerán como guardianes en carpas precarias, atentos y vigilando.

Las inundaciones nos ponen nuevamente en boca de todo el país y en el ojo de la autoridades, que, en vez de ayudarnos a crecer, nos miran con la pena de alguien que solo quiere solidarizarse y darnos una mano.

Esto, que solamente tiene una situación clara y a la que todos como comunidad debemos darle respuesta, se llama catástrofe natural y provoca que varias personas que tendrían que estar en su propia casa resguardándose del frío, deban estar lejos de sus hogares porque el agua los hizo salir de sus hogares y como dicen los propios afectados cada vez que son entrevistados en estos casos, cuando se producen las inundaciones «siempre perdemos algo, mucho o poco, pero pérdidas siempre hay».

Es por esto, que primero debemos velar como comunidad porque estas personas reciban la atención adecuada y también colaboremos en los casos que podamos hacerlo.

Pero también, como ciudadanos, le pidamos a la clase política que está inmersa en el proceso de campañas electorales que empezaron ahora y terminarán en mayo del año que viene, que se ocupe de saber cómo deben actuar ante situaciones de esta naturaleza para que, en el caso que les toque tener que tomar decisiones puedan hacerlo a sabiendas.

Y que además, y no menos importante, ayuden a la gente en la medida de sus posibilidades pero sin prometer nada que no puedan dar, ni tampoco haciendo, como decía el maestro del periodismo uruguayo Claudio Paolillo, «politiquita». Porque sacar provecho de la desgracia ajena en un momento así, en nombre de la política, solamente es hacer politiquita.

De eso también como ciudadanos debemos ser vigilantes, de que no haya abuso, engaño, mentiras y falsas promesas por parte de quienes queriendo conquistar a un votante, le crean falsas expectativas. Eso es y debe ser inaceptable, y en caso de que suceda por parte de un actor político, solamente queda un camino, exponerlo para que su actuación le cause el efecto contrario.

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