Malaquina volvió al mercado y se puso en modo chacarero

Marcelo Malaquina estaba cómodo. Sentado en un cajón, con el termo y el mate,el gorro con la visera hacia atrás y la sonrisa estampada, aunque por momentos con la seriedad que el tema merecía, se volció a encontrar con los productores hortifruticolas, pero esta vez no era para hablar de lo cara que estaba la papa, el morrón o la cebolla.

Tampoco para hablar del bajo precio que podía tener el cajón de naranjas en contraposición de los altos costos operativos que se tienen para alcanzar la producción, conversación que también tenía su padre que era del sector y un habitué de estos lugares para hablar con sus colegas.

Esta vez, Malaquina, se remangó el buzo pero no para ensuciarse las manos sino para hablar sobre el tema que lo convoca, la campaña electoral y la posición de los productores con el trasladado a la Central Hortícola del Norte.

Allí dio su posición pero recalcó la necesidad de que los mismos ocupen ese espacio físico que muchos ven como una mole de cemento que no cumple con las necesidades que ellos tienen, aunque el gasto ya está hecho, hay plata público tirada allí y por lo tanto, la misma necesita ser ocupada.

Malaquina hizo pública esa conversación y dijo que seguirá teniendo reuniones con los actores sociales y productivos para buscar soluciones de consenso y no que vengan impartidas desde un escritorio del centro de Salto.

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