Un gobierno no es una empresa
Un gobierno es la administración del conjunto de bienes y derechos de la población de un lugar determinado, sea un país, un departamento o un Municipio. Por lo tanto, lo que jamás será un gobierno, es una empresa. En los últimos tiempos hemos escuchado de manera reiterada repetir este concepto como si fuera una verdad absoluta y no es así, porque difiere mucho de lo que es el manejo de una emprendimiento privado que tiene derechos y obligaciones, y cuyos objetivos son totalmente distintos al de un gobierno.
Y vamos derecho al grano, a hablar del principal aspecto que hace que un gobierno no sea una empresa, y es el resultado económico que se persigue. Para ningún gobierno del planeta, y mucho menos para cualquiera que lleve adelante la administración de ese conjunto de derechos y bienes públicos de toda la población, el ley motive debe ser cerrar la caja con cero déficit, si hacer esto supone desarrollar políticas públicas que generen un impacto negativo en la población.
Es decir, no podemos decirle a la gente que pase hambre, o que no tenga trabajo, o que no acceda a servicios básicos, o que siga con las necesidades básicas insatisfechas, o que carezca de posibilidades de acceder a la vivienda o al sistema de salud, o no contar con un sistema de administración de Justicia acorde a las necesidades de las personas porque no hay plata para nuevos juzgados, y todo porque la meta es tener la caja con plata y déficit cero.
En una casa, un padre no puede decirle al hijo que pase necesidades, porque así puede ahorrar y tener las cuentas en cero. No a ese precio.
El país no está pasando por el mejor momento, hubo dos años de pandemia, hay una guerra que nadie esperaba y complicó las cosas, sobre todo hizo disparar el precio del petróleo a nivel internacional con todo lo que eso implica, pero no puede haber en un país una política que sea la de ahorrar dinero, para dejar la caja con plata y permitir que el costo de vida se dispare y que haya muchas necesidades, porque ese no es el rol de un gobierno, sino por el contrario, el rol de un gobierno debe ser el de trabajar al precio que sea necesario para que su población tenga un nivel de vida digno.
Todo esto, a propósito de los anuncios que hizo la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, sobre el crecimiento del país para los próximos tiempos, donde pronostica un 4,5%, coadyuvado por la inversión privada encabezada por UPM, y por otro anuncio que señala que en este año 2022, habrá récord de inversión en obra pública, algo que tendrá que concretarse para por lo menos generar mano de obra, ya que por un lado, el desempleo avanza y por otro, la inflación se dispara.
Pero para terminar volvemos al principio, un gobierno no es una empresa, en la empresa los números cierran o la empresa se funde, mientras que un gobierno debe tener margen para siempre invertir en políticas que ayuden a la gente a poder vivir mejor, y sobre todas las cosas en un país no tan caro.