Ay, los veraneantes

Parece que todo el mundo se fue de vacaciones. Las redes sociales asi lo reflejan, no hay perfil que no tenga fotos en alguna playa, en algún medano de arena o en espacios naturales que muestran como desde un empleado de tienda, hasta el dueño del comercio, pasando por un docente pueden irse de vacaciones.

Y hago referencia a estos no porque no puedan hacerlo o no tengan derecho, sino porque el costo que tiene salir de vacaciones a una playa, en lo que refiere a transporte, estadía, alimentación, etc., es alto y no está al alcance de cualquier trabajador.

Máxime de los que se quejan todo el año de que el sueldo no les alcanza para vivir. Algunos lo hacen a través de sus sindicatos como dirigentes que son, otros lo viven gritando a los cuatro vientos porque son operadores políticos, otros porque realmente lo viven en carne propia, aunque a todos ellos los vi en Facebook posteando fotos de sus maravillosos días de playa.

Bien merecidos de por cierto. Porque es, en la mayoría de los casos, un descanso al alma. Lo que sí puedo llegar a cuestionar fueron las vacaciones del nuevo presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira.

El lugar escogido quizás no era el más apropiado para ser congruente con su tónica discursiva. No porque no pueda ir a José Ignacio, lugar paradisíaco del país si los hay, por algo es el hogar de los empresarios más ricos de Argentina y de Uruguay también, sino porque siempre ha criticado que ese era el cerno de los empresarios macristas y habiendo 300 kilómetros de playa ir a sentarse en la misma arena que ellos para ser uno mas, a simple vista genera dudas.

Pero más allá de la trivialidad de esa discusión y ciertamente cargada de frivolidad, lo que realmente importa es lo que pueda llegar a pasar con el retorno a Salto de miles que, desde finales de diciembre, han salido de vacaciones en un momento donde el coronavirus hizo explosión sobre todo en aquella zona del país, algo que ya causó impactos negativos, como por ejemplo, la saturación del primer nivel de atención de salud, que afecta a quienes precisan ser atendidos por otra causa que no sea relacionada con el coronavirus.

O también la postergación, con ánimo de suspensión, de los desfiles del carnaval, que impacta no sólo en los conjuntos sino en todos los que trabajan a su alrededor. Y ahora ya se acelera la vacunación para no terminar complicando el comienzo de clases.

Ay los veraneantes, qué lindo irse a la playa, porque también muestra que la economía no está tan mal ya que el variopinto panorama nos lo demuestra.

Pero estaría bueno que además tomaran conciencia de que si no se cuidan y llegan para aumentar la cantidad de personas positivas al Covid, tendremos que seguir pagando la cuenta nosotros que nada tenemos que ver con sus ganas de ir a la playa.

Ojalá tomen conciencia.

Hugo Lemos

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