DISTANCIAS INCÓMODAS

En los últimos tiempos las distancias han tomado un significado muy diferente al que nosotros le damos y una importancia que jamás pensamos que iban a tener.

Es una de las tantas frases que se han vuelto común en nuestro vocabulario, distancia o mejor dicho distanciamiento.

Para mi sin darme cuenta he revalorizado cosas comunes y cotidianas que ahora parecen ser de una importancia suprema.

Sobre todo, para los que tenemos familiares cercanos de edad mayor y pocos y muy queridos amigos, esta nueva etapa del distanciamiento físico han revalorizado algunas circunstancias, algunos dicen que esta realidad ha llegado para quedarse, que ya no seremos tan afectivos y rechazaremos los besos y los abrazos a consecuencia de esta larga, pero para mi concepto muy respetable cuarentena.

Este hecho tan normal de no dar un beso o un abrazo sobre todo a los mayores de la familia, como madres, abuelos, tíos se transformó en una actitud responsable, pero debo reconocer que el distanciamiento físico me incomoda, y mucho más el pensar que es algo que perdurará en el tiempo y cambiara nuestras costumbres.

Llegar a mi casa y no dar un gran beso y abrazo a mi madre hoy me parece responsable, pero no creo ni quiero que lo que llamamos distancia física sea una costumbre a conservar, probablemente por nuestra herencia, española, italiana o portuguesa, nos transforma en una sociedad querible demostrable con besos con largos abrazos, con palabras al oído, “como te extrañaba amigo”.

Ir a visitar al tío con el cual compartí toda una vida y resignar el beso y el abrazo sobre todo en personas que significan tanto en la vida de cada uno de nosotros, me resulta una circunstancia verdaderamente incomoda.

Andar por Salto y cruzarme con Hugo y golpear los puños tiene un sentido de cuidado, pero particularmente tiene un sentido de distancia física la cual no me quiero acostumbrar.

Después de tanto tiempo de no encontrarme con esos amigos de la vida y el alma y no poder abrazarlos fuerte es para mí uno de los sacrificios más inquietantes que me presenta esta cuarentena.

Comprendiendo el motivo y razonamiento concreto el distanciamiento físico es sin duda una de las maneras más coherentes de combatir el Covid 19. Y apoyaré y cumpliré esta medida con toda mi fuerza de voluntad.

Pero cuando esto pase y pasará, porque en la vida todo pasa, seré un ferviente luchador para que la distancia física no sea un hábito que se quede con nosotros.

Abrazar a nuestros mayores fuerte y cariñosamente es un hábito que no podemos perder, que se sientan queridos, cuidados y respetados, es y será siempre un acto de amor.

Lucharé para que la distancia física entre esos eternos amigos se pueda suprimir y volvamos al abrazo y volvamos al beso y que al oído le podamos decir “Hola amigo cuanto te extrañé” y particularmente en mi caso esos abrazos y esas palabras duraran lo que el corazón y mi sentimiento lo dicten.

Porque el distanciamiento físico es una de las mejores medidas para cuidarnos del virus, pero que no se transforme en una medida para alejarnos de nuestros sentimientos.

Pero cuando cuidamos el distanciamiento físico y usamos tapabocas y alcohol en gel hay un distanciamiento que es sin duda la gran pandemia a combatir cuando pase el corona virus.

Y esta distancia es el “Distanciamiento Social”, aunque parece para algunos medios y persona sea lo mismo y lamentablemente no lo es, esta pandemia ha desnudado cruelmente.

Distanciamiento social es que entre todos hemos producido en nuestro país en donde algunas familias hacen sus compras en el supermercado y en familia se cocina y todos juntos en la mesa del hogar comparten la cena, y qué distancia y sin duda la más atroz de aquellos padres, madres e hijos que hacen una cola en una olla popular para poder cenar, ese es el distanciamiento social del que tenemos que combatir.

Y debo aclarar durante la pandemia este distanciamiento se ha hecho visible es un problema que ha estado oculto para muchos y muy a la vista para otros.

Las ollas populares han hecho que la necesidad en parte sea mitigada pero la lucha recién comienza contra un distanciamiento el cual no podemos y no debemos permitir.

Que muchos tengan la posibilidad por nacimiento o por circunstancia de la vida de dormir bajo un techo digno, que le dé reparo en estos días de invierno, que debería ser algo común no puede ponerlo en una distancia social tan grande de otros que con mucha suerte podrán tener algo parecido al techo en estos días de frio.

En estos días un colega que tiene la misma profesión que yo, con el cual tenemos un distanciamiento físico, por estos días que pronto terminará le podré dar un abrazo y estaremos contentos de haber superado la pandemia.

Pero la vida lo ha puesto en una circunstancia en la cual lo hace estar alojado en un refugio del mides el cual visité y el distanciamiento social es brutal y lastima, por más buenas intenciones muchas veces no es digo de nuestros compatriotas vivir así.

Aquel niño que camina por calle Uruguay o visita el shopping y las vidrieras le marcan el distanciamiento social que hay entre lo que le ofrecemos que puede tener y lo que en realidad él puede tener con las herramientas que nosotros le proporcionamos.

El distanciamiento social que significa una casa con agua potable, luz eléctrica, un dormitorio para cada uno, calles con bitumen, recolección de residuos en el barrio, que las aguas servidas no corran por las veredas.

Y esa diferencia y esa distancia social, de los que por un motivo u otro seguramente bien ganado tienen tan solo por nacer y vivir en otro lado.

Yo por mi parte combatiré con mi estilo, con mis formas para que los distanciamientos físicos no me alejen de los míos, me permitan abrazar y besar a mi madre y demostrarle mi amor y respeto a familiares y amigos, será mi lucha personal y cada uno tomara su decisión luego de la pandemia.

Pero el otro distanciamiento EL SOCIAL eso es un trabajo de todos y en esa trinchera también estaré, no miraré ni colores, ni partidos, ni religiones, ni raza, porque esto es una lucha de todos.

Que, entre nuestros compatriotas vecinos, amigos, compañeros, tengamos la menor distancia social, asegurando que no importa donde nazca donde vivas ni quien eres tengamos todos lo mínimo indispensable, para mirarnos a la cara y reconocernos partícipes del mismo país de la misma suerte.

Porque el distanciamiento físico nos está salvando del virus, pero el distanciamiento social nos está matando como sociedad.

#nomasdistanciamientosocial

LUIS ALBERTO GARCIA

Técnico Agropecuario-Hortifrutícola

Presidente UTAU  

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