Los jóvenes y la dictadura

Por: Patricio Vinci

Hoy 9 de Febrero se recuerdan 50 años de lo que marca el inicio de la última dictadura en Uruguay. Asombrosamente, y a pesar del candente debate y tensiones que surgen al hablar del tema, es una parte de la historia poco conocida por muchos jóvenes. ¿Cómo llegamos a eso?

A finales de los años ’60 nuestro país al igual que otros en Latinoamérica se enfrenta a un escenario de estancamiento económico. En este escenario también de guerra fría comienzan a operar movimientos terroristas o guerrilleros. En Uruguay el MLN o tupamaros.

El gobierno del Presidente Pacheco Areco (Vicepresidente del fallecido Presidente Gestido) se ve forzado a aplicar en 1968 medidas prontas de seguridad, mecanismo constitucional por el cual el Poder Ejecutivo puede, ante casos graves e imprevistos de ataque exterior o conmoción interior, pueden suspender transitoriamente garantías ciudadanas. Este mecanismo ya había sido aplicado anteriormente por el gobierno colegiado del Partido Nacional.

El Poder Ejecutivo encomienda a las Fuerzas Armadas (FFAA) la lucha contra la subversión, contra los autodenominados grupos revolucionarios de corte marxista, inspirados en la revolución cubana y el che Guevara. Llama la atención que este personaje visita nuestro país en 1961 y en nada menos que el Paraninfo de la Universidad de la República dice: “se tendrá una manera de pensar u otra, y es lógico: y yo sé que los miembros del gobierno de Uruguay no están de acuerdo con nuestras ideas. Sin embargo, nos permiten la expresión de estas ideas aquí, en la Universidad y en el territorio del país que está bajo el gobierno uruguayo. De tal forma que eso es algo que no se logra ni mucho menos, en los países de América. Ustedes tienen algo que hay que cuidar, que es, precisamente, la posibilidad de expresar sus ideas; la posibilidad de avanzar por cauces democráticos hasta donde se pueda ir”. Poco importaron las palabras del líder revolucionario a sus seguidores en Uruguay.

Vencida la subversión. FFAA saborean el gusto de la victoria y gozan gran apoyo popular, comienzan un proceso de invasión institucional, juego político e interferencia en distintos lugares de gobierno. Llenan las radios y televisores con comunicados prometiendo acabar ahora con la “corrupción política”, llevar adelante una reforma agraria, y ante la vista de todos los uruguayos las FFAA y las izquierdas estrechaban sus opiniones cada vez más, incluso estas últimas celebrando en los diarios el golpe de estado de Febrero del ’73.

En ese contexto y durante la presidencia de Bordaberry llegamos al 9 de Febrero de 1973. Los militares golpistas desafían al Poder Ejecutivo y rechazan el nombramiento del nuevo Ministro de Defensa. El ejército y las fuerzas aéreas insubordinadas dan este primer golpe. La Armada Nacional comandada por el Vicealmirante Zorrilla respondió a su deber de defender la Constitución y trató de defender la institucionalidad ubicando la flota de guerra nacional frente a Montevideo y bloqueando la Ciudad Vieja, dispuesta a dar batalla ofreciendo resguardo al Poder Ejecutivo, hasta que recibió la orden directa de deponer su actitud. Finalmente el presidente pacta con los mandos sublevados en la Base «Boiso Lanza», y da inicio a un largo y oscuro periplo.

El gesto del Vicealmirante Zorrilla es uno de los actos más heroicos de nuestra historia. Además de Zorrilla, hay que reconocer la valentía del Vicepresidente Jorge Sapelli y el Senador Amílcar Vasconcellos quienes desde un principio denunciaron y defendieron la institucionalidad ante el pueblo entero.

La importancia de conocer nuestra historia y aprender de los errores del pasado es vital para que nosotros jóvenes podamos seguir construyendo un Uruguay en paz, defendiendo siempre la República y la Libertad.

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