Los políticos y la nuestra

No está bien ostentar con los dineros públicos. No es buena cosa, debe imperar el respeto hacia los contribuyentes que son los que pagan los salarios de aquellos funcionarios, que aún siendo electos para sus cargos por el voto popular, no dejan de ser eso, funcionarios públicos, que deben cumplir con una máxima del derecho administrativo que es el que les atañe y que dice: el funcionario para la función y no la función para el funcionario.

Por eso, cuando vemos que un funcionario público, que ocupa un cargo electo por el pueblo, ostenta con la compra de autos caros y con vacaciones extra largas en sitios lujosos, por lo menos esa conducta hace ruido, porque raya con la ética y con la falta de empatía hacia la población que les brinda la posibilidad de tener ese estilo de vida, pero que está lejos de poder ser como ellos.

En una entrevista con el periodista español Jordi Évole, el expresidente José Mujica decía que si bien el Uruguay es un país bastante equilibrado socialmente, sobre todo producto del acceso a la educación pública que tiene producto del Batllismo, lo que brinda oportunidades de ascenso social bastante importantes y que da lugar «a una gran clase media», hay una minoría que vive de una forma bastante ostentosa y que a los presidentes, pero también a otros cargos del gobierno, los metían en esa micro realidad.

Señalaba Mujica que en su caso, él había decidido vivir como vive la mayoría de los habitantes de su país y no con la suntuosidad que viven las minorías, porque eso «lo alejaría de ver las necesidades de la gente», algo que para un gobernante es malo, no está bien, porque el gobernante debe saber y comprender cómo viven los gobernados, porque es de esa forma que sabrán como emplear políticas beneficiosas para la gente que gobiernan.

Pero sacando al presidente de la República actual, que proviene de las clases sociales más altas del país y que por lo tanto sigue viviendo de la misma manera que vivió siempre, teniendo una forma de vida deocorosa que además es coherente con su accionar de vida, hay otros que por el contrario, queriendo emular a un presidente, aprovechan el dinero público que reciben por su cargo de legislador, ministro o embajador para acceder a los privilegios que solamente tienen las minorías.

Siendo de esa manera nada empáticos con el pueblo que los votó, mostrando una vida ostentosa y por fuera de las realidades sociales que comprenden a las masas, a las cuales deberán convencer justamente en este año electoral para que los vuelvan a poner en esos lugares de privilegio y así seguir viviendo como reyes otros 5 años, ellos y sus familias.

Hay un principio básico en todo esto y es lo que les permite hacer lo que ellos quieran con lo que ganan de salario, que es la libertad sin restricciones que tenemos en este país, algo que además debemos cuidar. Pero como dijo alguien, la libertad es «una responsabilidad que debemos saber administrar», porque no podemos atacar la libertad del otro, ni abusar del otro afectando su derecho a la libertad.

Entonces, si el pueblo te pone en un cargo de legislador o de ministro o de intendente, y te pide que administres sus bienes, y para llegar a ocupar ese cargo les dijiste que entendías como vivían y que querías una oportunidad para cambiarles la realidad y borrar todo lo que estaba mal, pero una vez que llegas, en vez de ponerte a producir leyes que generen cambios y mejoren la calidad de vida de la gente, te compras autos de alta gama o te pasas un mes en Punta del Este, sacándote fotos de una fiesta en otra, no solo estás en deuda con la gente que te votó, sino que además tu accionar es inmoral.

Porque la gente fue la que te puso ahí y precisa que dejes un poco las fiestas y la playa, y no gastes tanto en autos caros, sino que te hagas cargo de sus problemas, porque para eso llegaste a ese cargo de privilegio y sobre todas las cosas, para esto te están manteniendo a vos y a tu familia con una vida que el 90% de los que te prestó el voto, no está ni cerca de tenerla.

Empatía, sobriedad, humildad y buena conducta , es lo que está faltando en muchos políticos que justo este año saldrán desesperados a volver a pedir el voto.

Hugo Lemos

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