Mucho más que fútbol


Mucho más que fútbol, eso es lo que le dio Diego Armando Maradona a su país en el año 1986, tres años después que terminara una sangrienta dictadura y cuatro años más tarde de una cruel, injusta e incomprensible guerra, que mató a miles de jóvenes en ese país.    


Pero Maradona demostró cómo en un país del tercer mundo y en vías de desarrollo, pese a que Argentina integra el G-20 y es uno de los más ricos en recursos naturales del planeta, un chico pobre de un barrio carenciado puede convertirse en un Dios para su pueblo y en un mito para el mundo, si teniendo el talento sobrenatural para el manejo de la pelota, en el momento adecuado, puede generar una alegría inconmensurable en todo su pueblo sin distinción de clases, credo, raza o religión. 


Por eso el Mundial de México 86 no se compara con ningún otro y también por eso, es que Diego Armando Maradona es único, ni es Messi, ni tampoco es Pelé, solo puede ser comparable en cuanto a la capacidad y aptitud que cada uno tenga para jugar al fútbol, pero nada más. 


Porque Maradona generó un impacto en su país que trascendió lo deportivo, fue un ícono político y social de su época, porque llevó a la Argentina (ese país sufrido y golpeado por los propios argentinos que primero lo llevaron a una feroz dictadura y luego lo envolvieron en una guerra cruel e incomprensible como la de Las Malvinas) a un sitial de privilegio mundial, algo que le dio aire al país y lo puso como atractivo global para los principales inversores. Eso le cambió la vida a miles y miles de anónimos que sin saberlo, se lo deben también al 10.


Pero además, está lo más importante, el hecho de haber logrado inundar las calles, plazas, barrios, pueblos y ciudades de alegría genuina, de algarabía y pasión de los argentinos por sus colores, por sus jugadores, por su fútbol, algo que le cambió la vida a ese sufrido pueblo y le dio un sentido de esperanza, comprando además una comunión y paz social que era necesaria para recomponer la vida en sociedad, que habían perdido por los divisionismos de una época.


Maradona fue mucho más que un jugador de fútbol en su momento, luego hizo con su vida todo lo que no se espera de alguien como él, pero eso es otra cosa. Lo que sí importa en este momento es recordar la importancia que tuvo para su pueblo en ese mundial de 1986 y sobre todas las cosas, saber por qué hasta ahora tuvo tanta devoción por el mundo entero, pero sobre todo por cada uno de los argentinos.  


Así como supo irradiar felicidad, ahora inunda las calles de llanto por su partida, pero de recuerdo por su legado.

HUGO LEMOS

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