Una campaña de reojo y con gusto a poco

A unos 60 días de las elecciones nacionales, los partidos políticos siguen ajustando qué o quiénes encabezarán sus listas, cómo se presentará la plancha al Senado y más engorroso aún, quiénes serán los candidatos a diputados de las distintas agrupaciones partidarias a nivel departamental, generando hasta ahora una campaña sin despegue, muy chata, con miradas de reojos entre los candidatos, como si nada estuviera por pasar, como si el pueblo uruguayo no estuviera por elegir los gobernantes de los próximos 5 años.

Pero ellos siguen con la lapicera en la mano, la hoja con varios esquemas que no salen de ahí, y con el celular al rojo vivo, donde todo es «un venite conmigo, que después me quedo con vos».

Todo eso ya les va llevando a los distintos partidos una negociación de poco más de 40 días. Porque una vez que pasaron las elecciones internas, el pasado 30 de junio, primero que nada, los principales candidatos se tenían que ir de vacaciones, algunos al exterior y otros dentro del país, «acá nomás», te decían. Algunos ni siquiera trabajaron tanto pero igual marcharon, y otros que sí lo hicieron, agarraron lo que les sobró de la campaña, porque siempre algo guardan, juntaron a su familia y se largaron.

Ahora entendemos porqué a muchos de ellos no les constaba decir que No, cada vez que se les ofrecía un espacio publicitario. Los pasajes aéreos en esas fechas de julio son más caros porque es época de vacaciones, tanto en el hemisferio Norte como en el Sur.

Pero en fin, ahora parece que están volviendo de a poco y encontraron la llave del candado del local que alquilaron porque parece que las habían perdido. Entonces muchos de ellos, además de ver qué lugar van a ocupar en las planchas de candidatos durante todo este tiempo, muchos con la calculadora al lado, también están viendo con qué recursos disponen para encarar esta campaña electoral que se les viene, donde además de un lugar en la política se juegan más que eso, sobre todo porque a varios les quedaron cuentas pendientes de las internas, y otros porque ya les dijeron que no hay más apoyo que algún cartelito o pasacalle.

Los políticos son graciosos, porque ocupan cargos públicos durante todo un período, ganando sueldos altos que la mayoría no gana, cambian de auto sin problema y se van varias veces de vacaciones al año, pero se olvidan de guardar plata para la campaña en la que están obligados a salir, entonces cuando llega el período electoral, te piden precio hasta para hablar un rato por la radio y sino le piden a sus hijos que les saquen la foto con el celular max pro yes yes que les compraron.

¡Ay, «la casta»!, dijera el narcicista y ególatra de Milei. Son tremendos.

Ahora están llegando los candidatos nacionales de visita para mover el avispero, a ver si contagian el entusiasmo al resto y los sacan del comité.

Ya vino Orsi con la Cosse, un sábado de tarde con todo lo que eso implica y sacó a varios de sus casas. Ahora lo hacen Delgado y la novedad impensada de esta campaña, Valeria Ripoll, para juntar a la barra. Falta Ojeda y Robert Silva, a ver si ayudan a que los candidatos locales empiecen a hacer algo más que juntarse en casa, sacudan la modorra y se dejen de tibios anuncios, para salir a la cancha con propuestas que es lo que la gente quiere saber.

Porque para peleas y acusaciones, la gente prefiere mirar los programas de chimento argentino, por lo menos son más graciosos. Vamos a ver qué pasa.

Hugo Lemos

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