Bagayeros, comerciantes y consumidores
El cierre del paso de fronteras para mitigar los efectos de la pandemia, tiene otra cara. Si bien la intención de la medida fue mitigar los efectos negativos que pudiera dejar la pandemia, por otro lado, ha generado beneficios para quienes viven del comercio, sobre todo el informal, por varias razones que ya veremos.
En primer lugar muchos comerciantes han tejido el cliché de que la situación de la economía es altamente compleja en función de la realidad, y que por lo tanto no están ganando dinero, sino que por el contrario están atados de pies y manos, sin ventas y con grandes pérdidas por lo cual se han visto obligados a despedir trabajadores y reconvertirse.
Si bien esto es verdad para muchos sectores de actividad, como el del turismo, los servicios de fiestas y espectáculos, o el de la prensa tradicional, que tiene grandes costos de producción, no es una realidad que afecta a todos los sectores y que haya generado empobrecimiento, algo que no es así en absoluto.
Si hablamos del comercio formalmente establecido, las propias estadísticas que maneja el Centro Comercial e Industrial de Salto lo señalan, los volúmenes de ventas han mejorado sustancialmente por efecto de que el consumidor se ve obligado a comprar en los comercios de plaza como puede, sin tener la chance de cruzar al otro lado del río, donde por lo menos hallaba un desahogo para comprar algunos productos con los que ahorraba un porcentaje importante de sus ingresos.
Por lo tanto, los comercios de plaza en su mayoría no han tenido pérdidas y por el contrario han ganado en porcentajes interesantes, manteniendo los mismos precios y con los ajustes que se hacen obligados por la inflación, lo que disminuye el poder de compra de los consumidores, pero no obsta a que estos sigan comprando, porque tampoco les queda otra.
En resumen, el comercio formal está bien, vende, mantiene precios y gana, sobre todo aquellos que trabajan con las tarjetas Uruguay Social del Mides, porque el Estado ha reforzado las partidas a las personas que son beneficiarias por el problema del desempleo ocurrido a raíz de la pandemia desde el 2020, por lo cual estas empresas son de las que más se han visto beneficiadas porque los montos habilitados para esas tarjetas se vieron duplicados en el último año.
LOS BAGAYEROS, LA GRAN VEDETTE
Por otro lado, la gran vedette de todo esto son los bagayeros. Todos sabemos que el gran contrabando entra por el río, aunque también lo hacía por todos los pasos de frontera, ya que hubo incautaciones en el puente de Salto Grande cuando estaba abierto y en las rutas nacionales.
Te lo dicen todos, pero porque lo saben, te lo cuenta la Policía, la Prefectura, los pescadores y los mismos bagayeros. El río Uruguay da para todo, contrabando, drogas, pesca ilegal, todo en un solo cauce que no puede ser custodiado por los funcionarios públicos, porque es muy largo y amplio como para que haya una intervención estatal directa, ya que los funcionarios son escasos y los recursos con los que cuentan también, eso, que parece adrede para que no controles nadie, es lo que ocurre y no permite que haya una intervención fuerte que termine con todo esto; pensar que el contrabando que permite el río pueda terminarse, hoy, es prácticamente imposible.
Pero los bagayeros aumentan su caudal y eso es algo que está a simple vista, los puestos del denominado Paseo de Compras, no solo se mantienen pese a tener los pasos de frontera cerrados por la pandemia y a que Aduana anuncia operativos a cada rato, sino que además crecen, se multiplican y mejoran sustancialmente en su infraestructura.
El glamour que imponen los hace ser una boutique de lujo en cada lugar y eso atrae al público que no deja de concurrir, con el mito de que los bagayeros son más baratos. ¿Pero realmente tienen precios más baratos?
Una recorrida realizada por laguardia, que comparó precios de productos que se venden en el centro de la ciudad, solo que en este caso en comercios formales que pagan impuestos por cada cosa que compran, derribaron el mito de que el Bagashopping es más barato.
Una bebida que cuesta 850 pesos en puestos de la feria, mientras que en un supermercado de plaza sale 710 pesos. Pero esa diferencia no es solamente en un producto, sino en varios.
El caso, es que el contrabandista sigue trayendo mercadería desde Argentina, mantiene los mismos contactos, los mismos puntos de pasaje de mercaderías y todo al precio irrisorio como el que se compra en Argentina hoy, pero lo venden a precios que cuadruplican su valor, a sabiendas que la gente no puede ir al otro lado a comprar y a comparar precios por tener restringido el pasaje por la frontera.
Esto ha generado que los bagayeros hayan ganado este último año más dinero aún del que venían obteniendo, cuando las fronteras estaban abiertas.
Empero, quienes siguen viendo disminuir su poder de compra somos los consumidores que cada vez compramos menos con lo que ganamos, porque los precios en los comercios son los que marca el mercado, y en los lugares de comercio informal, hacen como si pagaran impuestos por lo que traen para vender, generando cada vez más ganancias.
Estamos viviendo momentos complejos, pero para quienes consumen, no para el que vende.