¿Cuál Lula ganó, el del progreso o del retroceso?

Pasaron 12 años para que Lula volviera a ser elegido presidente de Brasil. 12 años son tres períodos de gobierno para ese país. Es como que Mujica fuera el candidato para el 2029. ¿Qué Mujica sería esencial, el que gobernó o uno más renovado? Por eso la pregunta es: ¿que vuelva Lula al poder en el gigante del norte será un avance o un retroceso?

Quizás un avance en materia de políticas sociales, en inversión social, en una economía donde predomine el impulso estatal a través de subsidisios para los más pobres e inversión en obra pública para generar empleo, uno con un cambio en el enfoque del sistema educativo pasando de valores conservadores y rígidos como el de implementar en las escuelas públicas del país el color celeste para el varón y el rosado para las mujeres a uno más universal, donde haya más tolerancia y respeto, la implementación de planes alimentarios para ayudar a millones de brasileños a comer dignamente, la protección y sustentabilidad del medioambiente como frenar la deforestación de la Amazonia, porque el planeta lo necesita, y medidas así.

Pero por otro lado, un Brasil que pretende liderar el Mercosur y no dejar que Uruguay se abra al mundo es peligroso para nuestra economía y nuestra inserción internacional como país. Una mirada en clave regional es positiva si se le da libertad a los países, más no si se los sigue atando a los más grandes del bloque, aún teniendo en cuenta que sus economías están literalmente en crisis.

Lo de Lula en Brasil alimenta además la ilusión del Frente Amplio de volver al gobierno, pero habrá que ver qué Frente Amplio es el que quiere volver. Uno enojado, resentido por haber quedado afuera después de 15 años seguidos en los sillones más cómodos de los edificios de la capital. O uno que esta vez quiera trabajar codo a codo con el interior y con gente realmente capaz que haga algo por su comunidad, y no que use como curriculum el haber estado preso en una dictadura que ocurrió hace 50 años, una izquierda que realmente abra posibilidades para todos sin enquistamientos.

Y en eso Salto Grande fue el primer ejemplo regional, donde los vicios de tres o cuatro frenteamplistas petulantes y soberbios se arrogaron el poder de decidir cómo guardar sus recursos y no derramaron los mismos, salvo algún goteo, en la región. Por montevideanos altaneros, creyeron saber los males del lugar sin pisar los barrios de Salto, más que en lujosos autos y encima se decían de izquierda.

Si vuelve ese Frente Amplio centralista y soberbio, que ignoró por completo al interior sobre todo en el segundo gobierno de Tabaré Vázquez, el Uruguay retrocederá.

Por eso si en Brasil vuelve un Lula aperturista y claro impulsor de las políticas públicas de desarrollo para todo el país, con una visión más democrática del uso de los recursos públicos, será una buena imagen. Aunque la izquierda local que quiere reflejarse en éste, deberá cambiar de modelo y de jugadores, que piensen más en las necesidades del pueblo y menos en las satisfacciones personales.

Si eso se concreta y Lula trabaja con «amor al pueblo» como dijo, comprenderá en sus diversidades y pluralismos que no se gobierna con ideologías, sino con libertad y apelando a la igualdad de oportunidades, no al grupo de amigos como lo hizo en sus mandatos, algo que lo llevó a la cárcel para escarmentar sobre lo que no se debe dejar pasar, por más que a los delincuentes se les diga «compañeros».

La imagen y gobierno de Lula condicionará al Frente Amplio sin dudas para el 2024, pero sus decisiones sobre política internacional condicionarán al Uruguay, esperemos que cumpla con el discurso del «amor al prójimo» que dio ayer tras su victoria y no que nos someta a los intereses de un gobierno, porque ahí sí será un gran retroceso para nuestro pequeño gran país.

Hugo Lemos

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